Según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) las mujeres y niñas representan el 49,8% de la población (2022), no obstante, la vulneración a los derechos humanos de este sector impacta negativamente como resultado de prácticas nocivas. Por ejemplo, el costo socioeconómico del embarazo no intencional en adolescentes y de una maternidad temprana, para 2019, se estimó en USD 373,3 millones, equivalente al 0,91 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia, según un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en 2021.
Bolivia se encuentra entre los países más violentos de la región. Según la Encuesta de Demografía y Salud EDSA 2016, alrededor del 70% de mujeres de 15 años o más envueltas en alguna relación declaró haber sido víctima de algún tipo de violencia (física, psicológica o sexual).
En el ámbito público (social, educativo o laboral), un porcentaje que varía entre 61% y 78% de las mujeres fueron víctimas de violencia a lo largo de toda su vida.
En lo que concierne al deseo de ser madre, cinco de cada 10 mujeres dijeron que deseaban ser madres al momento en el que tuvieron su hija/hijo, en tanto que tres de cada 10 hubieran preferido posponer la maternidad para más adelante; y dos de cada 10 manifestaron que no querían ser madres.
Solo el 40,5% de las adolescentes menores de 20 años explicitaron que querían ser madres al momento del nacimiento, el resto hubieran preferido posponer la maternidad o no querían tener aún hijos.
DESIGUALDAD DE GÉNERO
Según la Unfpa, esta y otras situaciones revelan las desigualdades de género que cada vez se complejiza en diversos contextos, como los elevados niveles de violencia sexual en razón de género y el mayor riesgo de que niñas y adolescentes estén expuestas a uniones tempranas o cursen embarazos tempranos.
En ese marco señalan que el matrimonio infantil y las uniones tempranas son las formas más comunes de prácticas nocivas.
Según un informe del Servicio de Registro Cívico (Serecí), en 2021, 10.428 niñas se casaron antes de los 18 años; de ellas, el 77,2 por ciento se casó legalmente con una pareja masculina adulta.
ESCUCHAR LAS VOCES DE MUJERES Y NIÑAS
En esa línea, la Unfpa destaca la necesidad de avanzar en la igualdad de género para hacer realidad los sueños de 8 mil millones de personas en el mundo. Este proceso prioriza la importancia de escuchar las voces y opiniones de las mujeres, las niñas y otras personas marginadas para priorizar leyes y políticas que les permitan ejercer sus derechos y tomar decisiones importantes a favor de las mismas.
Las mujeres y las niñas representan el 49,7% de la población mundial, a pesar de ello, a menudo no se escuchan en los debates demográficos sus aspiraciones respecto a sus vidas, sus familias y carreras profesionales, en múltiples oportunidades sus derechos son violados.
“La consecuencia es un mundo en el que se excluye y margina a una de cada dos personas del planeta y se limita su potencial, un problema que impedirá que disfrutemos de un futuro más próspero, pacífico y sostenible para todas y todos”, señala la nota.
Tal como afirma el Informe sobre el Estado de la Población Mundial 2023, cuando las sociedades otorgan a las mujeres y a las niñas la potestad para decidir con autonomía sobre su vida y su cuerpo, prosperan tanto ellas como sus familias. La consecuencia es un mundo mejor y más inclusivo, preparado para enfrentarse a cualquier dificultad o cambio demográfico que le depare el futuro.
Asimismo refiere que superando la desigualdad de género, seremos capaces de aprovechar la fuerza que atesora la mitad del planeta para enfrentarnos a los problemas que nos apremian en la actualidad. Así se avanzará hacia un mundo de 8 mil millones de personas diverso, próspero y con infinitas posibilidades.