El Parlamento Europeo reivindicó ayer la figura del opositor ruso, Alexei Navalni, a pocos días de que se cumpla el aniversario de su muerte cuando cumplía condena en una prisión en la región rusa de Yamalia-Nenetsia, en Siberia.
En una serie de intervenciones de los grupos parlamentarios, la mayoría de eurodiputados le recordó como un símbolo democrático frente al régimen de Vladimir Putin y como un opositor a la guerra en Ucrania, asegurando que su fallecimiento debe servir de acicate para que la UE apoye a la disidencia rusa.
«No podemos tirar la toalla. Sus colegas están detenidos en cárceles de alta seguridad. A diferencia de Stalin, Putin no usa el sistema de justicia sino que a sus opositores les tira por la ventana o les envenena», denunció la “popular” letona Sandra Kalniete, quien señaló que la invasión de Ucrania tiene que ser «la losa en la tumba» del presidente ruso.
Andreas Schieder, de los socialdemócratas, reclamó que la UE se implique en el apoyo a la sociedad civil en Rusia para promover las libertades y Derechos Humanos en todas partes, asegurando que la muerte de Navalni indignó pero «no sorprendió», tras tildar a Putin de «enemigo de la democracia».
En la misma línea, el liberal francés Bernard Guetta, subrayó que Navalni «no murió en vano» y le destacó como símbolo de los rusos que no apoyan la agresión militar a Ucrania ni la «dictadura» de Putin. «Teme la reacción de su propio pueblo que no quiere morir por fantasmas imperialistas», aseguró sobre el mandatario ruso.
Según el “verde” alemán Sergei Lagodinsky, el mejor homenaje que se puede rendir a Navalni es «no olvidarse de las personas que libran la batalla» en Rusia contra Putin y la guerra en Ucrania. «Son una llama de esperanza, también ellos son Navalni», resumió.
En términos similares se expresó Martin Schirdewan, líder de la Izquierda, quien pidió más apoyo de la UE a los presos políticos en Rusia, tras recordar que corren el riesgo de tener un final similar al de Navalni solo por tener el coraje de criticar al régimen ruso.
Los grupos de ultraderecha han roto el consenso respecto a la denuncia por la muerte de Navalni, caso de Pierre-Romain Thionnet, eurodiputado de Agrupación Nacional de Marine Le Pen, que reivindicó al opositor ruso como «un patriota y ortodoxo» pero evitó criticar al Kremlin. Por contra, insistió en que su muerte manda el mensaje de que «nadie obliga» a Rusia y Europa a «enfrentarse eternamente», pidiendo «otro rumbo» en las relaciones de la UE con Moscú.
Esta postura fue rápidamente rebatida por Nicola Procaccini, de los Conservadores y Reformistas que lidera el partido de Giorgia Meloni, al señalar que quienes se dicen patriotas «socavan el legado y obvian el sacrificio» de Navalni. Frente a esto, Petar Volgin, de la ultraderecha búlgara, cuestionó que el Kremlin esté detrás de la muerte de Navalni y criticó que Europa instrumentalice su fallecimiento.(EP)