En la cuna de la civilización occidental, la antigua Grecia o Hélade, el sabio Aristóteles estableció, 300 años AC, que, en un estado sujeto a las leyes, debe haber tres poderes u órganos, uno llamado a legislar, otro a ejecutar las leyes y un tercero a administrar justicia. La teoría clásica sobre la organización del Estado, nos dice que el Órgano Legislativo tiene como atribución fundamental elaborar las leyes y como está conformado por los representantes del pueblo, éstos legislan en nombre del soberano.
Nuestra Constitución en su artículo 12. 1 dice que el Estado se organiza y estructura su poder público a través de los órganos Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral (este último añadido en la última Constitución) y que las funciones de los órganos públicos no pueden estar reunidas en un sólo órgano ni son delegables entre sí (12. 3.).
A raíz de los problemas surgidos por el asunto del censo que debió haberse llevado a efecto este mes y fue postergado por el gobierno para el año 2024 –una medida rechazada por la mayoría de la población–, ha surgido un paro de actividades en Santa Cruz de la Sierra, que dura más de un mes, sin que se hubiera llegado a un sencillo arreglo, como es el de realizar el censo en tiempo oportuno, que permita cumplir con las expectativas de la ciudadanía, como la distribución de recursos entre las regiones, fijar el número de representantes en la Asamblea Legislativa y otros datos importantes para la buena gobernanza. La solución está en el Órgano Legislativo.
La ciudadanía movilizada en Santa Cruz, ha determinado que se procese una ley para fijar la fecha del censo y su contenido, pues no obstante que el Ejecutivo ha emitido una Decreto Supremo, debido a la poca credibilidad del gobierno, que sobre este tema ha cambiado de opinión varias veces, una ley debería ser el camino a la solución del largo conflicto. Además, en la jerarquía de las normas (Pirámide de Kelsen), una ley es superior a un decreto y solo otra ley podría modificarla, no así un decreto que depende de la voluntad del presidente.
Algunos asambleístas del oficialismo, como D. Rojas, A. Céspedes y algún otro, han descartado el tratamiento de los proyectos de ley presentados por las bancadas partidarias, argumentando equivocadamente que el censo es atribución privativa del Órgano Ejecutivo, como lo señala el Art. 298. 1. 16. Sin embargo, ésta se refiere a la competencia “técnico-administrativa”, pues es también atribución del nivel central el régimen electoral o administración de justicia, Art, 298.2.24. etc., que se refiere a la provisión de recursos y que los otros niveles de gobierno no pueden ejercer esta competencia que es de nivel nacional. Pero es el Órgano Legislativo el que debe dictar una ley electoral o modificaciones a los códigos.
Una cosa es ejecutar administrativamente una función y otra normar sobre los alcances de ésta, y es atribución del Órgano Legislativo, legislar, que es elaborar todas las leyes que son necesarias para la vida institucional del Estado. En caso contrario, se produciría un caos normativo, si todos los niveles de administración del Estado pudieran dictar normas, sobre todo a su antojo.
Las opiniones de algunos asambleístas, sobre este y otros asuntos, demuestran la ausencia de formación académica profesional, en especial en materia jurídica y a veces hasta de criterio lógico, pues desde que está en el gobierno el populismo, se desdeña el conocimiento académico y se improvisa la función de gobierno y, por supuesto, también la de legislar.
Por el Órgano Legislativo pasaron destacadas personalidades de la política, la ciencia, la literatura y el conocimiento en general, así estuvo en el siglo pasado Franz Tamayo, Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Zuazo, Oscar Únzaga de la Vega, Juan Lechín Oquendo, Marcelo Quiroga, Guillermo Bedregal Gutiérrez y muchos hombres de talento, que hicieron historia, hoy escuchar las declaraciones de algunos asambleístas, es para lamentar, como esto de negarse a legislar, cuando la finalidad del Órgano Legislativo, es “legislar”.
La crisis de liderazgo, inteligencia y racionalidad, parece ser la nota de este tiempo en muchas partes del mundo, donde la política ha dejado de ser ciencia y arte, y se ha convertido en espectáculo (para nosotros en triste espectáculo), como lo señaló el escritor Mario Vargas Llosa en su libro: “La Civilización del Espectáculo”.
Creemos que es tiempo de retornar a los fueros de la política como ciencia y filosofía, para que, con inteligencia y patriotismo, sean solucionados los problemas del país y no pretender solucionar un problema creando otros.
El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.