Es usual que con cada nuevo gobierno surjan anuncios en sentido de que es necesario aumentar la producción, no solo por motivos económicos, sino para que la población alcance un mejor nivel de vida. Pero para que ello ocurra, se requiere, principalmente, capacidad de las nuevas autoridades nacionales y que no se dediquen a favorecer solo a los afines a su partido. Lamentablemente, esto no ha sucedido con los gobiernos del MAS, partido que permanece en el poder por casi veinte años, con un breve intervalo por la aparición de un gobierno transitorio. Y es que, en la época de bonanza, cuando el país recibía ingentes cantidades de dinero, particularmente por la venta de gas al Brasil y la Argentina, durante el gobierno de Evo Morales, faltó el sentido de previsión y se dio rienda suelta al derroche de recursos económicos.
Debido a ese irresponsable manejo económico, aparecieron empresas estatales deficitarias, edificaciones en lugares afines al masismo, canchas de césped por doquier, fueron organizados viajes insulsos alrededor del mundo, fue construido un museo para halagar a Morales, etc. Hoy muchas de esas construcciones están en deterioro y la cantidad de casos de corrupción es considerable, sin que se sepa si algún día va a ser recuperado el dinero dilapidado y si serán sancionados sus autores.
En cuanto realmente a aumentar la producción interna, muy poco se ha hecho. Por ello ahora en los centros de abasto hay abundancia de productos extranjeros, como alimentos que, en el pasado, procedían del altiplano, valles y llanos. Hoy, en varias regiones donde antes abundaban frutas y hortalizas, aparecen sembradíos de coca excedentaria, cuyo destino es el narcotráfico.
No obstante que economistas han señalado que el Modelo Económico Social Comunitario y Productivo ha fracasado, el cual se basa en extractivismo y estatismo, que se sostenía con los ingresos económicos por la exportación de gas, hasta ahora el gobierno se muestra reacio a reconocer que ese sistema no puede continuar. Por ello, ante graves problemas como la falta de dólares y combustibles, el alza de precios de productos básicos, la reducción de actividades productivas, etc., solo recurre a adoptar medidas paliativas.
El resultado de tal situación es un permanente déficit público, una balanza comercial negativa y escasez de diésel y dólares, además de otros bienes. En ese sentido, según la Fundación Milenio el déficit fiscal ha llegado a niveles alarmantes, y la balanza comercial negativa se ha intensificado con la baja de las exportaciones de gas, una principal fuente de ingresos de Bolivia. A pesar de informaciones que corroboran lo dicho, ya que es urgente revisar el modelo económico y buscar otras opciones, el gobierno de turno solo tiende a minimizar problemas y no generan confianza sus medidas económicas.
En consecuencia, apoyar al motor económico interno con disposiciones efectivas, para lograr que mejoren las condiciones de vida de millones de boliviano, parece una meta lejana.