“Descubrí que Pica fue un pederasta y que la orden lo protegió. Sentí miedo, asco. Me llevé un chasco, un desencuentro absoluto”, contó Fernando a El País de España.
El joven que vive en España encontró el diario de su tío, en medio de la pandemia, cuando ordenaba en la casa de un familiar.
Reveló que había enviado un esbozo de la historia a Luis Carrasco, director del colegio Juan XXIII de Cochabamba, donde el padre Pedrajas tenía más víctimas, además de asociaciones de alumnos y organizaciones dedicadas a la protección de víctimas de abusos.
Según Fernando, el director Carrasco le respondió que “no conocía nada de esta historia y que, por tanto, él no estaba en disposición de poder ayudar”.
Sin embargo, también se contactó con el jesuita Osvaldo Chirveches, director de la delegación de ambientes seguros de la orden, quien le pidió una reunión y le insistió que le envíe el diario, pero no confiaba en él.
También dijo que ha ofrecido el diario a la asociación de antiguos alumnos de dicho colegio, pero no aceptaron y decidieron no denunciar.
En España, su denuncia fue ignorada por la Iglesia de Madrid y fue archivada por la Fiscalía.
Invitó a las víctimas a sumarse a la denuncia y les animó a que le manden un email a la dirección: asociacionvictimasj23@gmail.com.
Consideró que “lo más alarmante de todo” es el encubrimiento. “No sé ni cómo llamarlo de lo repugnante que es. No se pueden escudar en el secreto de confesión”.
“Marco Recolons (uno de los presuntos encubridores) tiene que ser juzgado. Y si se demuestra que tenía conocimiento (de los abusos), tiene que asumir las consecuencias. El silencio de la Iglesia es lamentable. Conocía desde hace décadas los abusos cometidos por Pica y de otros jesuitas. Lo ocultó con mentiras y continúa mintiendo sobre el caso”, lamentó.
Ahora la esperanza de Fernando es que como mínimo los encubridores que siguen vivos sean debidamente juzgados y condenados. Además, que por parte de la Iglesia Católica haya una compensación hacia las víctimas.
CONFESORES
A lo largo de su vida, Pedrajas usó su poder como director del Colegio Juan XXIII de Cochabamba para cometer al menos 85 abusos sexuales contra menores de edad becados en dicho establecimiento educativo de la Compañía de Jesús en Bolivia.
En su diario personal, entregado el año pasado al diario El País de Madrid por su sobrino, se consignan los nombres de las autoridades de la Iglesia o los sacerdotes como él que conocieron de los vejámenes a los estudiantes.
Pedrajas actuó como depredador entre 1972 y 1989. A inicios de este siglo no le faltaron homenajes recordando su obra.
En pasados días, la Compañía de Jesús en Bolivia ha suspendido a ocho exprovinciales, cinco de los cuales tuvieron a su cargo al supervisión de Pedrajas fallecido en 2009. Los exalumnos han dicho que la suspensión no basta. Exigen sanciones reales.
Los sacerdotes o teólogos que supieron lo que Pedrajas hacía fueron, José Arroyo, Óscar Uzin y Angel Tomás García, los tres ya fallecidos. Los aún vivos que conocían el extremo son Osvaldo Chirveches, Marcos Recolons y Ramón Alaix. Los nombres están en el diario de Pedrajas.
Sus testimonios son vitales para esclarecer el caso. Los tres fueron confidentes de Pedrajas y según el propio acusado, él les contó todo. (Erbol y la H parlante).