Los registros de los últimos meses del año ya lo advertÃan y los datos de noviembre hacen que sea prácticamente seguro: 2024 será el año más cálido, jamás registrado. No solo eso, sino que se trata también del primer año en el que la temperatura aumentará más de 1,5°C por encima de los niveles previos a la Revolución Industrial, según el programa europeo de observación Copernicus.
¿Qué significa este hito para el planeta? Los paÃses de todo el mundo firmaron en 2015 el Acuerdo de ParÃs, según el cual se comprometÃan a reducir las emisiones para limitar el aumento de la temperatura a dos grados o, idealmente, a 1,5°C a final de siglo, con tal de evitar efectos del cambio climático aún más catastróficos de los que ya estamos viviendo.
Que un año concreto haya superado esta barrera no significa que se incumpla el Acuerdo de ParÃs, para ello se tendrÃa que hacer la media de 20 ó 30 años, entienden los expertos, pero supone un importante “impacto psicológicoâ€, explicó a RTVE.es Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus. “Aún no estamos en ese umbral, pero está claro que cada año que pasa, cada mes, más nos acercamosâ€, señaló.
CAMBIO CLIMÃTICO
DEL ÃRTICO AL
AMAZONAS
Se calcula que el planeta se calentó hasta ahora, de media, unos 1,3 grados respecto a la temperatura preindustrial. Ya solo con este aumento, los efectos se han hecho notar con fuerza este año en todo el mundo, del Ãrtico al Amazonas.
Este diciembre se conoció que la tundra ártica, que históricamente funcionó como un sumidero de dióxido de carbono, pasó en su lugar a emitir este gas, el principal responsable del calentamiento global, por efecto del deshielo y los incendios, señala un reciente informe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).
En Canadá, los incendios fueron tan activos que el humo cruzó el Atlántico y se pudo ver y oler en Europa, como ya ocurrió en nuestro paÃs el año pasado. Más al sur, en el Pantanal brasileño, la mayor zona de humedales tropicales del mundo, y en Bolivia, los incendios alcanzaron niveles nunca vistos, como se puede observar en las imágenes por satélite.
“La escala de algunos de estos incendios es histórica, especialmente en Bolivia, el Pantanal y partes del Amazonasâ€, aseguró Mark Parrington, cientÃfico del Servicio de Monitorización Atmosférica de Copernicus.
Solo entre noviembre y diciembre, el mundo se vio azotado por una insólita serie de seis tifones en Filipinas, en menos de un mes y el ciclón Chido dejó previsiblemente “varios cientos†o “miles de muertos†en la isla francesa de Mayotte. Cada vez hay más conocimiento cientÃfico que vincula la mayor frecuencia de estas tormentas con el cambio climático.
EUROPA SE CALIENTA EL DOBLE
El aumento de la temperatura no es igual en todo el mundo. En Europa “la subida de temperatura es aún más fuerte que el promedio globalâ€, y ya alcanza los 2,3 grados respecto a tiempos anteriores a la Revolución Industrial, indica Buontempo.
Aquà el año estuvo marcado por desastres como los grandes incendios de Portugal y de Grecia, que obligaron a movilizar efectivos internacionales. Pero el balance más trágico lo dejaron las inundaciones: la borrasca Boris en el centro y este del continente y la Dana de Valencia, uno de los peores desastres en Europa en tiempos recientes, con más de 200 muertos.
Estos fenómenos extremos “suben de intensidad por el cambio climáticoâ€, explicó el experto de Copernicus: “tienen más energÃa, más lluvia, por eso tenemos que prepararnosâ€.
A diferencia de la reducción de emisiones, que requiere de acuerdos internacionales difÃciles de lograr, como se ha visto en la reciente cumbre del clima, la adaptación a los efectos del calentamiento global “es muy local†y se puede hacer “muchÃsimo†a este nivel, tanto desde las administraciones, como desde la sociedad y las empresas.
LLUVIAS MUY DISPARES EN ESPAÑA
El Mediterráneo, explicó el meteorólogo de TVE Albert Barniol, es uno de los “puntos calientes†del cambio climático, azotado especialmente por las sequÃas y patrones de precipitación muy cambiantes.
España lo vivió en los últimos años: aunque la cantidad de lluvia total que cae es similar a la del pasado, “ahora tenemos episodios de lluvias muy intensas en breve espacio de tiempo y luego tenemos muchos espacios de tiempo sin precipitación, con lo que los periodos de sequÃa se mantienen o se extiendenâ€.
Además, estas lluvias torrenciales provocan que el agua sea menos aprovechable: es más difÃcil de almacenar en los embalses y las plantas y el suelo tampoco lo pueden absorber fácilmente.
Aun asÃ, según este meteorólogo, “en general podemos decir que el 2024 en España es un año relativamente positivo en cuanto a la precipitación, porque ha roto la tendencia de la sequÃa extrema que estaban sufriendo algunos territoriosâ€, como Cataluña o AndalucÃa oriental. Aunque estas cuencas siguen por debajo de la media de los últimos diez años, la situación no es tan mala como la de 2023, cuando fueron necesarios cortes en cientos de municipios.
En cuanto al calor, “no es de los años más calurosos que hemos tenido en España, pero sà que continúa siendo un año cálidoâ€. El pasado otoño y verano fueron más cálidos de lo normal, y se espera que el invierno también lo sea, explica la Agencia Estatal de MeteorologÃa (Aemet).
“CLIMA NO SE TOCA CON LAS MANOSâ€
Pero aunque se rompa un récord tras otro, ¿se traslada esta urgencia a la sociedad? “Este es el problema de siempre, que el clima no se toca con las manos, y el clima global aún menosâ€, aseguró Buontempo.
“Si hoy salgo a la calle y hace un frÃo que pela y hay nieve, no parece que el cambio climático sea un gran problemaâ€. Es una cuestión de “percepciónâ€, sigue, “porque nunca nadie vivió en el promedio globalâ€. Por ello, recuerda, “tenemos que fiarnos de las observaciones y de los modelosâ€.
Mientras, Barniol explica que no nos llaman tanto la atención los récords de calor porque “como año a año cada vez vivimos en un territorio más cálido, poco a poco nos vamos acostumbrandoâ€. Además, hay variables que son “más llamativas que otrasâ€. Mediáticamente, por ejemplo, las imágenes de las olas de calor no son tan “espectaculares†como lo pueden ser las de una Dana.
“El impacto en vidas humanas de la Dana es dramático. Las altas temperaturas probablemente tengan incidencia en un número mayor de gente, incluso en fallecimientos, pero nos llaman mucho menos la atenciónâ€, expone. En 2023 hubo casi 48.000 muertes por calor en Europa, según un estudio del ISGlobal de Barcelona, 8.300 de ellas en España.
DIFÃCIL REACCIONAR A FENÓMENOS
A esto se agregó otro elemento clave en cuanto a la respuesta que damos a estos fenómenos, y es la manera distinta en la que “nos afectan en el dÃa a dÃaâ€, sigue el jefe de meteorologÃa de TVE.
“Si tú en tu dÃa a dÃa puedes continuar yendo a trabajar, el hecho de que tengamos temperaturas cada vez más altas te afecta más o menos, y si tienes que pagar un peaje muy elevado para intentar mitigar eso sin que tenga una consecuencia directa, cuesta mucho que reacciones hacia elloâ€, explicó.
Cuesta, por ejemplo, hacer llegar el mensaje de que no podemos conducir nuestro coche de siempre o cambiar hábitos muy asentados para bajar las temperaturas. En cambio, es más fácil que reaccionemos ante eventos que interrumpen trágicamente nuestra vida cotidiana, como las inundaciones de Valencia, y también que se tomen medidas de adaptación, más cercanas y visibles en cuanto a sus efectos.
“Es mucho más fácil decirle a la gente que tienen que tener más controladas las rieras y los rÃos, o que tienen tener un sistema de aviso para inundacionesâ€, sigue. También ocurre con las sequÃas, que percibimos en nuestras carnes. “La gente que vive en el campo y no podÃa regar está muy sensibilizada, e incluso una parte de la población aceptaba cosas como que no se podÃan rellenar las piscinasâ€.
Sin embargo, la sequÃa, inundaciones y olas de calor están conectados por el mismo hilo: un clima cambiante, que ya no es el mismo que ha sostenido durante siglos a la humanidad y que está llevando el mundo a cotas desconocidas. (Rtve)