El triángulo de rutas del narcotráfico que está conformado por la provincia Cordilleras cuyo punto principal es el municipio de Cabezas, al sur Villamontes e Ibibobo y al otro extremo San José y Roboré, además de todo el sector que comprende el chaco boliviano que colinda con el chaco argentino y paraguayo, se reactivó con más fuerza, manifestó a EL DIARIO, el coronel en servicio pasivo de Ejército, Jorge Santistevan.
“El cajón del sur del narcotráfico es utilizado para levantar y embarcar cocaína en avionetas, de ahí levantan vuelo hacia Argentina y Paraguay, generalmente Paraguay”, explicó.
Apuntó que la provincia Cordilleras la parte más cerca de la frontera del chaco paraguayo es desde donde salen las avionetas tipo Cessna-206.
“Estas avionetas desde la región de cordillera parten hacia el chaco paraguayo internándose en un tiempo de vuelo entre 25 a 30 minutos. Las aeronaves previamente salen desde otros puntos, generalmente de El Trompillo (aeropuerto de Santa Cruz) o algún aeródromo cerca y se van a esa región a recoger droga, y luego despegan inmediatamente para infiltrarse a territorio paraguayo”, explicó.
Manifestó que la avioneta que cayó el pasado miércoles, fue emboscada por la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotrafico (Felcn).
“El piloto al darse cuenta que estaba siendo emboscado, antes de recoger su carga, intenta retomar vuelo pero al final de la pista se accidenta y muere carbonizado el acompañante”, recordó.
Aclaró que una avioneta recoge una carga aproximada de 400 y máximo de 500 kilos. “La aeronave estrellada solo tenía 74 kilos intactos, eso llama la atención, obviamente lo más probable es que esa carga estaba preparada para ser recogida, cosa que no ocurrió porque antes fue interceptada la aeronave”, dijo.
Apuntó que en esa zona hay varias pistas improvisadas en propiedades particulares y haciendas porque es un terreno plano, ligeramente preparado.
“También improvisan aterrizajes en caminos, así también a orillas de los ríos, como lo hacían en el río Ichoa en el Chapare. Los narcotraficantes contratan personas para preparar el terreno en cualquier parte incluso a lo largo de las orillas del río, cuya distancia mínimamente son de 400 a 500 metros y es así que aterrizan y salen avionetas”, dijo.
Santistevan apuntó que el accidente aéreo también denota situaciones que ponen en duda la salida de esa nave que debería estar registrada en un plan de vuelos.
“Se dice que salió de Trinidad pero no dan ningún tipo de información si la avioneta aterrizó en El Trompillo, se reabasteció, o lo hizo en otro aeropuerto controlado; estos entre otros, son vacíos que deben ser investigados oportunamente por parte de las autoridades de la Fiscalía”, dijo.
MIOPÍA
Asimismo recordó que en el Estado boliviano el control del espacio aéreo de las aeronaves civiles, así como del tránsito aéreo, la tiene la Dirección General de Aeronáutica Civil, (DGAC) en estrecha coordinación, supervisión y control con la Navegación Aérea y Aeropuertos Bolivianos (Naabol) sin perjuicio de fiscalizar todas sus actividades.
“Llama la atención, cuando la máxima autoridad ejecutiva de la DGAC dependiente del Ministerio de Obras Públicas, manifiesta que esa institución no investiga ilícitos refiriéndose obviamente, a los delitos cometidos en el ámbito de la aeronáutica civil, como uso de espacio aéreo, plataformas, aeropuertos, licencias, autorizaciones, matrículas y otros, que en la actualidad están ocurriendo en el país de manera recurrente”, lamentó.
Manifestó que el hecho de “no investigar ilícitos” da “opción a lo ilícito” toda vez que la administración pública cuenta con un mecanismo de investigación, como el proceso sumarial que se instaura contra quienes incurren en faltas y/o delitos internos; pero también, tiene la potestad para afrontar procesos legales en calidad de denunciante contra quienes infrinjan las normas de la DGAC y la Naabol.
“Cabe mencionar algunas funciones y responsabilidades de la DGAC que le obliga a la máxima autoridad ejecutiva a cumplir un mandato propio como servidor público y lo sitúa en posición de garante que significa el deber de evitar un resultado contrario a la ley y que con la posición de no investigar ilícitos, omite actos propios que le fueron conferidos por el Estado”.
En ese marco refirió que la misión de la DGAC es “la fiscalización de las actividades de la aviación civil en concordancia con las políticas y planes del Estado Boliviano”; y la visión, establece: “el garantizar altos estándares de seguridad, gestionando eficientemente la actividad aeronáutica civil en beneficio de la sociedad boliviana”.