Reiteraron que el propósito de estos “ataques sistemáticos”, tanto directos e indirectos, como lo denunciaron ante la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), es “apoderarse” del medio con un mínimo pago y convertirlo en “una caja de resonancia del poder”.
La rueda de prensa, ofrecida por los directivos de Editorial Canelas S.A. junto a representantes sindicales y personal de Los Tiempos, fue convocada para dar a conocer directamente sus denuncias, que la SIP las hizo públicas el miércoles a través de un comunicado en el que la organización hemisférica expresa su preocupación y alerta en torno a la “campaña” contra el diario cochabambino.
La Asociación Nacional de la Prensa (ANP) que representa a los principales diarios, periódicos y medios de comunicación escritos de Bolivia, su sumó a la preocupación de la SIP y rechazó toda forma de presión o coacción al funcionamiento de las empresas periodísticas, porque representan un atentado a las libertades de expresión y de prensa.
“Las denuncias que realiza el medio asociado (Los Tiempos) se inscriben en la línea de las historias de permanente acoso estatal que la ANP publica, desde el año 2010, y que generan un estado de debilidad financiera en las empresas periodísticas independientes”, manifiesta el comunicado de la ANP, emitido el miércoles.
El director del periódico, Marco Zelaya, manifestó que a la exclusión de la pauta publicitaria estatal, dispuesta desde hace años para asfixiar económicamente el periódico, en el último tiempo se han sumado acciones indirectas, como controles impositivos permanentes, que es poco usual, y la intervención de la Autoridad de Fiscalización de Empresas atribuyéndole deudas multimillonarias, además de acciones “infundadas” de la justicia.
El presidente del directorio y gerente de Editorial Canelas, Mauricio Fuentelzas, dijo que como consecuencia de la pandemia, que golpeó duramente a todos los medios de comunicación en el mundo, el diario fundado en 1943, arrastra deudas con sus trabajadores y otras obligaciones; por ello para saldar esos compromisos pusieron a la venta sus bienes improductivos, pero la “justicia se ha prestado a ser parte de esa asfixia, inventándose resoluciones absurdas y temerarias”, obstaculizando su enajenación.