“Ella es una chica que vive en su casa, nosotros no tenemos esa clase de amistad; han revisado mi celular y de mi hija, no tenemos nada. No tenemos antecedentes, jamás en nuestra vida hemos pasado por esta situación, porque ella es estudiante de enfermería y encontraron unos pañales, cosa que le piden a mi hija en su instituto por material. Hemos pedido laboratorio, huellas, de ninguna manera nos facilitan nada”, dijo la madre de la joven.
Según la versión de los padres, las autoridades habían convocado primero a la madre de la joven como sospechosa, debido a que una persona de “mala fe” la denunció.
Los padres de la estudiante apuntaron que ella tiene piercing en el rostro y tatuajes en las manos y el cuello, y una contextura diferente a las imágenes que fueron socializadas.
Indicaron además que el día del rapto (martes 16 de agosto) su hija estaba trabajando como niñera y que su empleadora estaba dispuesta a declarar, pero no se lo permitieron.
El jueves, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, informó que la Policía aprehendió a una mujer de “avanzada edad” vinculada al secuestro del menor.
Un caso similar ocurrió cuando la Policía, durante el gobierno de Jeanine Añez, aprehendió a una mujer por el rapto de la bebé Samantha, pero luego se aclaró que no se trataba de la mujer, no obstante había sido presentada a los medios de comunicación como la responsable del rapto.