Socios y empleados de Juan Franz Parí Mamani, “en calidad de testigos”, declararon que antes de pensar en la creación de empresas legales y realizar negocios de gran envergadura en los que resultaron involucrados, el joven de 27 años, exjefe de operaciones de la Agencia de Batallas, despilfarró su botín alquilando limosinas en las que recogía a las más caras damas de compañía con quienes cerraba discotecas para declarar fiestas privadas con su propio cuerpo de seguridad en las puertas, con un presupuesto que nunca era menor de 20.000 bolivianos.
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