La posibilidad de multas, cárcel y confiscación de dispositivos electrónicos por insultos o declaraciones consideradas perturbadoras ha sido calificada como “orwelliana” por el vicepresidente de EE.UU., JD Vance además de que podrían generar tensiones entre Washington y sus aliados europeos.
El Código Penal alemán establece penas de hasta cinco años de prisión por comentarios que atenten contra la dignidad humana y la paz pública, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre la compatibilidad de estas normas con los valores democráticos occidentales.
Vance y otros críticos advierten que Europa está retrocediendo en derechos fundamentales, mientras que el expresidente Trump ha respaldado estas preocupaciones, asegurando que la libertad de expresión en Europa está bajo ataque.