Lamentablemente, uno de los problemas para el cual no se encuentra solución es el de los accidentes que ocurren en calles, avenidas de las ciudades y carreteras del país. Como consecuencia de una insuficiente vigilancia policial, aumenta con frecuencia el número de víctimas, de muertos y heridos. Además, muchas familias quedan con luto y dolor por la pérdida de vidas, tanto de mayores como de menores.
Para citar un caso, hace algún tiempo, en una flota que iba por la ruta Cochabamba-Santa Cruz, cerca al cruce de Tiraque, “explotó un cable” y se accidentó, resultando más de 10 personas heridas. Este siniestro y otros debido a fallas mecánicas dejan en entredicho la efectividad de las inspecciones efectuadas cada cierto tiempo a motorizados, que deberían ser rigurosas para flotas, buses, minibuses y taxis que transportan pasajeros. Y es que resulta primordial evitar que, por falta de una revisión técnica exhaustiva, ocurran accidentes en calles o carreteras debido a rotura de cables, frenos u otras deficiencias mecánicas.
Otra causa de ese mal es, generalmente, el estado etílico de conductores, tanto de servicio público como particulares, por lo que se requiere reforzar medidas de prevención, así como establecer mayor vigilancia en vías urbanas y rurales. Particularmente, las empresas que ofrecen servicio de transporte de pasajeros tienen que impedir que choferes irresponsables queden a cargo de tan importante tarea.
Por otra parte, los motorizados deberían contar con certificados de inspección otorgados por talleres especializados. Tales documentos deberían señalar el tipo de inspección que se hizo y que sean completos, no revisiones superficiales que se refieren solamente a luces, frenos y estado general del coche, que lo explica el propietario o chofer del vehículo. Es decir que, considerando los accidentes de tránsito conocidos hasta ahora, se percibe que no hay una inspección técnica que sea confiable y garantizada, porque al parecer a Tránsito más le interesa cobrar por la “inspección”, la cual se deduce que es deficiente, pues en las ciudades y las carreteras se observa a motorizados antiguos, en deplorables condiciones a pesar de haber sido reacondicionados.
Por todo ello sería importante que los seguros, si bien pagan primas altas según el tipo de automotor, cubran mucho más en los casos de transporte de pasajeros y carga; que las inspecciones técnicas sean más seguidas para vehículos de alto tonelaje, aparte de “verificaciones sorpresa” para conocer el estado de llantas, líquido para frenos y otros que deben merecer mucha atención. Y choferes que han incumplido las leyes y manejan en estado de ebriedad no tengan opción para manejar luego de un accidente grave, porque en muchos casos son reincidentes.