En el PUC están más de 4.500 expositores divididos en 66 sectores. En tanto en la urbe alteña, más de 3.490 artesanos exponen sus miniaturas en 16 ferias del municipio.

Miles de bolivianos acudieron a plazas, mercados y vías donde otros cientos de comerciantes se apostaron con miniaturas como casas, autos, edificios, títulos profesionales, terrenos, víveres y todo lo imaginable, pero en tamaño pequeño, con la ilusión de que el diocesillo de la abundancia: el Ekeko, les ayude a cumplir ese sueño.
Desde tempranas horas, los comerciantes armaron sus puestos de venta en inmediaciones del Cementerio General, la plaza de San Pedro con sus calles adyacentes, los alrededores de la plaza Murillo, la avenida Camacho, San Francisco, además de la feria principal que está en el Parque Urbano Central (PUC). La situación fue similar en la urbe alteña; la Ceja, zona 16 de Julio, avenida La Paz, plaza de la Cruz, sector de Pacajes, Ciudad Satélite y muchos otros, también se vieron copados de puestos de venta.
El escenario principal estuvo al ingreso de la feria principal e iniciaron con una ofrenda a la Madre Tierra.
LA PAZ
Si bien decenas de ferias se instalaron en diferentes zonas, la principal de La Paz está en el campo ferial o Parque Urbano Central que permanecerá por varios días, mientras que el resto fueron momentáneas. La inauguración de la denominada Feria de la Alasita del Bicentenario, estuvo a cargo del alcalde paceño, Iván Arias, quien recordó que la jornada del miércoles fue un día muy difícil para la Alcaldía debido a la aprehensión del secretario Municipal de Resiliencia y Gestión de Vulnerabilidades (Smrgv), Juan Pablo Palma, por el caso de la mazamorra que cayó en Bajo Llojeta. Informó que trabajan para pedir su libertad.
“Estamos pasando, ustedes saben, como Alcaldía, un momento difícil. Tenemos un compañero apresado injustamente. Hemos estado con él. Vamos a pedir libertad pura y simple (…). Él nos está escuchando y ustedes lo conocen cómo trabaja”, apuntó.
En esta feria están más de 4.500 expositores divididos en 66 sectores, incluso hay representantes de otros departamentos como Potosí y Cochabamba.
EL ALTO
En medio de un ambiente de gran fe y esperanza, la alcaldesa de El Alto, Eva Copa, inauguró la tradicional feria de Alasita en la zona de Villa Dolores, con un pedido al Ekeko: que “no falten los víveres para las familias alteñas”.
En la urbe alteña, más de 3.490 artesanos exponen sus miniaturas en yeso, billetitos, vehículos y otros productos en 16 ferias del Municipio. Los más de tres mil artesanos de la Alasita están afiliados a la Federación de Artesano Expositores de Navidad, Alasitas de El Alto (Faefna EA) y a la Federación de Artesano Expositores de Navidad, Alasitas y Carnavales Sector Sur (Faefna SUR).
“Invitamos a toda la población alteña a venir a las 16 ferias que tenemos y comprar las miniaturas que han sido hechas por los artesanos. Bueno pedir que no nos falten los víveres a las familias alteñas y comprar dólares, lamentablemente la importación y exportación han sido golpeadas por las divisas, por eso pedimos que no nos falte aquello”, señaló Copa.
La inauguración comenzó con una wajta andina para que la celebración de la miniatura sea con éxito. La máxima autoridad municipal espera que la celebración de las miniaturas sea de “muy buen augurio, que sea de muy buena suerte”.
En la urbe alteña, la feria de Alasita en Villa Dolores junto a la que se instala en la avenida La Paz, son las más tradicionales de ese municipio.
CONTROLES
No todo fue positivo, pues durante los controles que realizaron personal municipal y de la Policía Forestal y de Medio Ambiente (Pofoma) se decomisaron seis quirquinchos taxidermizados y dos penachos de plumas de guacamaya.
El decomiso fue en cumplimiento a las leyes 1333 y 1525 de Protección de Fauna Silvestre, que prohíben la comercialización, posesión y uso de especies protegidas.
El coordinador de los Guardaparques Municipales, Raúl Zambrana, explicó que el operativo se extendió más allá del PUC y abarcó avenidas, plazas y parques aledaños. “Se hicieron equipos combinados entre guardaparques y la Policía Forestal. El trabajo consiste en identificar puestos o personas que estén portando estos elementos prohibidos e intervenir a través de la Policía”, detalló.
Las sanciones por este tipo de delitos incluyen penas de tres a ocho años de prisión, dependiendo de la gravedad del caso.