El presidente de Francia, Emmanuel Macron, retomó ayer sus contactos antes de designar a un nuevo primer ministro y, ante representantes de la izquierda, abogó por buscar un nuevo escenario en el que la estabilidad del Gobierno no dependa de la ultraderecha de Marine Le Pen.
La diputada ecologista Marine Tondelier señaló ante los medios a la salida de la reunión que Macron declaró en «varias ocasiones» que «la solución no puede basarse en un acuerdo con Agrupación Nacional, si bien para ello el Gobierno tendría que contar con el respaldo de al menos algún partido del Nuevo Frente Popular (NFP) de izquierdas.
Macron incluyó a varios de ellos en su ronda de contactos, priorizando dentro de este grupo al Partido Socialista. La Francia Insumisa, por su parte, rechazó sumarse mientras sigue pidiendo la dimisión del presidente, a quien considera responsable último de la actual crisis política por no aceptar desde el principio a un primer ministro de la izquierda.
Tanto dirigentes ecologistas como el líder del Partido Comunista, Fabien Roussel, explicaron tras verse con Macron que éste ha puesto sobre la mesa gobernar a partir de un «método», lo que implicaría priorizar «una plataforma programática» que pudiese sortear las actuales diferencias, informa la cadena BFM TV.
El proceso de negociaciones hizo asomar algunas diferencias en el seno del Nuevo Frente Popular, que obtuvo la victoria en las elecciones legislativas de julio pero carece de mayoría. Tampoco tiene la mayoría ningún otro bloque, por lo que Macron tiene ante sí el dilema de lanzar un nuevo Gobierno capaz de romper los actuales muros ideológicos.
El presidente aseguró el jueves, en un discurso a la nación pronunciado 24 horas después de la moción de censura contra el Ejecutivo, que anunciaría en cuestión de «días» al sustituto de Michel Barnier como primer ministro. No existe un plazo fijado, pero la prensa da por hecho que el nombre se conocerá, como tarde, a mediados de esta semana.(EP)