Tras 17 años de investigación con apoyo internacional, se encontró micronúcleos en células de productores agrícolas, lo cual indica daño genético y permite advertir complicaciones futuras como cáncer y enfermedades crónico degenerativas.
> La investigadora recomienda a los agricultores considerar optar por los biocontroladores que son naturales y no poseen químicos, o el manejo integrado de plagas, cuyas estrategias permiten alejar las plagas de los cultivos.
De acuerdo con los resultados de tres investigaciones científicas a la cabeza de la docente e investigadora, Noemi Tirado Bustillos, sobre el impacto genotóxico de los plaguicidas usados por varios agricultores bolivianos, la comunidad agrícola está altamente expuesta a mezclas peligrosas de plaguicidas que amenazan su salud y pueden llegar a ocasionar desde diabetes hasta malformaciones genéticas en bebés.
En entrevista exclusiva con EL DIARIO, la investigadora señaló que, desde el año 2007, centró tres investigaciones sobre la exposición de agricultores bolivianos a los agrotóxicos utilizados en las hortalizas y verduras cultivadas en varias zonas productivas de Bolivia.
Tras 17 años de investigación, se encontró que los productores están seriamente expuestos a plaguicidas no regulados e incluso realizan combinaciones no autorizadas por el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria (Senasag), denominadas “cocteles”. Descubrió que las enzimas necesarias para proteger al cuerpo de estos agentes tóxicos no están presentes en la mayoría de productores locales.
Por tanto, la exposición prolongada a ellos llega a ocasionar alteraciones en el sistema nervioso, cambios en el metabolismo e incluso incrementa el riesgo de cáncer en pulmones y tracto digestivo, así como malformaciones genéticas en neonatos.
La investigación consistió en el biomonitoreo de poblaciones agrícolas expuestas a plaguicidas en dos municipios del departamento de La Paz, Luribay y Sapahaqui; en tres poblaciones del Trópico de Cochabamba, Chapare, Villa Bolívar y Villa 14 de Septiembre; así como en al menos cuatro comunidades soyeras de Santa Cruz.
Las investigaciones de Tirado fueron posibles gracias al financiamiento externo de la Cooperación Danesa, Sueca y Suiza, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y fondos locales.
La académica destacó que al socializar los resultados de su investigación con los pobladores, advirtió que muchos se resistieron a considerar los riesgos para la salud a los que son expuestos, mientras que otros sí comprendieron el peligro que supone la exposición a estos agrotóxicos.
Por otra parte, la falta de equipo de protección (guantes, barbijos, máscaras, uniformes, etc.) contribuye a que no estén protegidos correctamente y sean más vulnerables al daño genético.
Tirado advirtió que la exposición prolongada o constante a estas sustancias tóxicas pueden llegar a generar una especie de resistencia, similar a la de los antibióticos cuando se hace un uso incorrecto.
Como alternativas para mitigar estos riesgos en la población, recomendó pelar siempre los tomates y lavar muy bien las hortalizas antes de consumirlas. Respecto a los agricultores, señaló la importancia de considerar optar por los biocontroladores, que son naturales y no poseen químicos, o el manejo integrado de plagas, las cuales permiten alejar las plagas de los cultivos.
BIOMARCADORES DE RIESGO
A través del cultivo de linfocitos y el análisis de sangre de los pobladores, la investigadora fue capaz de encontrar los resultados mencionados. La experta indicó que la detección de metabolitos en las muestras de orina es otro indicador del deterioro genético en las personas analizadas.
Tirado mencionó otra prueba llamada “ensayo del cometa”, en la que se analiza el daño genético de las células en microscopio dentro de un campo electromagnético. Cuando la célula deja “estelas” similares a las de un cometa, se confirma la degradación del material genético en el organismo.
“Todas estas pruebas nos permiten adelantarnos a una enfermedad crónico degenerativa o un cáncer. Si encontramos ese daño genético se podría reparar ese daño alejándose del tóxico, usando medidas de protección personal y también con la alimentación”, señaló.
PERFIL PROFESIONAL
La expositora ingresará este miércoles a la Academia Nacional de Ciencias, cuyo trabajo de ingreso es precisamente su estudio titulado “Evaluación de la exposición, daño genotóxico y susceptibilidad genética en agricultores bolivianos expuestos a plaguicidas”. En el acto, compartirá los resultados de 17 años de investigación científica.
Tirado es bioquímica farmacéutica especialista en genética toxicológica, profesora investigadora y responsable del área de investigación del Instituto de Genética de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Posee dos maestrías y actualmente, es candidata a Doctor en Educación Superior y Dirección de Investigación Científica.
Además de haber participado en cursos de postgrado en entidades científicas de Canadá, Chile, México y Estados Unidos, ha publicado más de 30 artículos de investigación en revistas internacionales sobre toxicología ambiental, mutagénesis y ha recibido varios premios en el área.