Una mujer que fue víctima de feminicidio en grado de tentativa se descompensó ayer, después que la fiscal asignada a la zona Sur de la ciudad de La Paz suspenda, por segunda vez, la audiencia de Inspección Técnica Ocular (ITO). La funcionaria del Ministerio Público justificó la medida porque debería entregar sus activos porque fue removida del cargo.
Familiares de la mujer lamentaron la decisión de la fiscal que no tomó en cuenta que uno de los testigos tuvo que venir desde Santa Cruz, lo que supone la erogación de recursos económicos, tiempo, solicitudes de permiso en su trabajo, etc., además la revictimización de su familiar.
“Para la fiscal es fácil decir que la audiencia se suspende, pero no toma en cuenta todo lo que tenemos que invertir para estar acá, tiempo, dinero, y principalmente el desgaste emocional de mi prima que sufre cada vez que ve a su agresor. La primera vez que se suspendió la ITO mi prima quedó varios días afectada, no paraba de llorar, de culparse por haber permitido que el agresor entre a la familia, etc.”, apuntó.
La víctima hizo la denuncia en noviembre de 2021, tras una audiencia de medidas cautelares su agresor fue enviado con detención preventiva al penal de San Pedro, por cinco meses. Desde ese tiempo sufre constantes amenazas, extorsiones, envían fotografías íntimas a su entorno familiar.
La abogada María Mita explicó a EL DIARIO que bajo el principio de unidad, y tomando en cuenta que se trata de una víctima de feminicidio en grado de tentativa, se debería haber llamado a la coordinadora de la Fiscalía en delitos contra la violencia para que asigne un nuevo fiscal y efectivizar la ITO.
Asimismo dijo que al tener un testigo que debe venir desde Santa Cruz, se debería haber pedido el anticipo de prueba bajo el principio de economía procesal.
En similar criterio, la abogada Nataly Zuñiga, manifestó que si bien no existe ningún tipo de irregularidad en la suspensión de la ITO, debió procederse a llamar a otro fiscal, aunque este debe ser solicitado 24 horas antes, para que por lo menos conozca la causa.
“Inmediatamente debería entrar un fiscal suplente, la ley dice eso, porque existe el principio de unidad del Ministerio Público y por ello corresponde que si uno no está el otro sí, aunque este debe ser notificado con 24 horas de anticipación porque todos tienen agendas llenas”, dijo.
Zúñiga precisó que la víctima debió ser notificada con la suspensión de manera anticipada para que el testigo que llegó desde Santa Cruz no erogue los gastos innecesariamente.
EL HECHO
El 3 de noviembre de 2021, Laura (nombre convencional de la víctima) retornaba de Potosí a La Paz en su vehículo particular, acompañada de su pareja, nunca pensó que ese día sería el peor de su vida.
Tras dejar la ciudad de la Villa Imperial, Laura empezó a recibir una serie de insultos denigrantes, posteriormente empezaron las agresiones físicas. Mientras conducía, su brazo derecho fue el blanco de los golpes del hombre que amaba.
Al ver que no conseguía su objetivo, el sujeto se tornó más violento, por lo que Laura tuvo que frenar en seco más de una vez, en esa carretera desolada del altiplano boliviano, pidiendo a Dios por su vida.
En varias oportunidades fue obligada a ponerse de rodillas y suplicar por su vida, mientras era apuntada con un arma, con la fría noche de testigo.
Esa ruta, que para ella era desconocida, se tornó interminable. Por fin, la madrugada del día 4 de noviembre, llegó a la sede de Gobierno, pensó estar a salvo, principalmente cuando vio una dependencia policial, pero sus esperanzas se esfumaron cuando no consiguió auxilio, es más su agresor le había roto el celular en la cabeza y se desangraba, aun así ni siquiera un taxi quiso auxiliarla, tuvo que volver a su vehículo. Dejó a su victimador en su casa y se fue a la suya a curar sus heridas.
Desde el momento que ingresó a su casa, las llamadas del sujeto no cesaban, algunas eran para pedirle perdón y otras para amenazarla. No quiso denuncialo porque sabía, por referencia, lo demandante que suponía esa situción, sin embargo las amenazas eran tales que se vio orillada a hacerlo.
“No sé si estoy más segura con él en la cárcel o en la calle, ahora sus amenazas llegaron a mi entorno, eso me apena, avergüenza y me da miedo, pienso cómo pude estar con un sujeto tan violento. Todos me piden tranquilidad, pero yo no soy de hierro para no reaccionar cuando lo veo, por supuesto que quiero mantener la calma, pero simplemente no puedo. Lo vi y recordé toda la pesadilla que viví, me golpeó, me torturó psicológicamente, hasta en las partes íntimas me golpeó, cómo puedo verlo y no reaccionar y lo peor es cada vez se va suspendiendo la audiencia, ¿cómo es posible que en el país la víctima tenga menos derechos que los violentos?”, cuestionó.