El robo agravado objetivamente recae sobre una persona, pero subjetivamente afecta a toda la comunidad que se siente insegura, por ello reaparece un sentimiento de inseguridad y eso conspira contra las inversiones, el turismo y los emprendimientos, advirtió el exministro de Gobierno Carlos Romero.
Precisó que los asaltos a mano armada forman parte de la tipología de robos agravados y tienen un impacto doble porque tienen una víctima directa que es la persona que ha sido agredida, pero también general porque generan pánico en la población, provocando una psicosis colectiva.
Asimismo dijo que por las restricciones en los horarios, mayor control en centros nocturnos y la cuarentena rígida, los delitos en vía pública vinculados a riñas callejeras, lesiones graves y gravísimas que se producían normalmente en torno a centros de diversión nocturna, disminuyeron en gran porcentaje.
INCREMENTO
DE DOS DELITOS
Apuntó que se incrementaron dos conductas delictivas, una que tiene que ver con la violencia intrafamiliar y los robos en domicilios, probablemente debido a las secuelas económicas que dejó la pandemia del covid–19.
“La violencia familiar o doméstica en Bolivia era altísima, tenía un promedio de un 40 % del resto de los delitos que se presentaban cada año. Este es un fenómeno muy especial que amerita un estudio sociológico porque se presenta con más incidencia en las ciudades capitales que en las áreas rurales, pero se presentan tanto en el oriente como el occidente del país con índices muy elevados”, dijo.
Precisó que en los últimos años la tendencia ha sido con más del 90 % como víctimas a las mujeres, el restante porcentaje en violencia ejercida contra menores e incluso contra personas de la tercera edad.
El otro delito que apareció con mucha fuerza – según Romero – son los robos en domicilios particulares, quizá por el efecto que tiene la crisis del covid sobre la economía, el desempleo, la precariedad laboral sobre la informalización de la economía, etc.
“Hemos visto que está resurgiendo el robo agravado con el uso de violencia que muchas veces puede poner en riesgo y comprometer la vida de las personas porque si bien el objetivo no es matar, por despojarlos de sus bienes cometen un delito de asesinato, estos son fenómenos de la coyuntura post covid, es decir baja la violencia en riñas callejeras, trata y tráfico de personas, sube la violencia intrafamiliar y reaparecen los robos y robos agravados”, puntualizó.
LATINOAMÉRICA
Romero dijo que el mundo y América Latina no es la excepción ya que se produce un paraguas que tiene que ver con el covid y la crisis sanitaria que modifica el comportamiento de la criminalidad en varios sentidos.
La exautoridad dijo que en 2012 la tasa de homicidios en Bolivia era de 12 por cada 100 mil habitantes; en 2018 bajó a seis, cuando en ese momento el promedio de Latinoamérica era de 30.
“Si bien Latinoamérica concentra no más del 12 % de la población del mundo, al mismo tiempo representa el 40 % del índice de criminalidad, de violencia que se presenta en el mundo. ¿Cómo se calcula este indicador?, básicamente Naciones Unidas toma como referencia la tasa de homicidios, en el caso de América Latina andamos con una tasa de homicidios de 40 por cada 100 mil habitantes que está muy por encima de los otros continentes del mundo. En el caso de Europa occidental, por ejemplo, tiene una tasa de homicidios de uno por cada 100 mil habitantes y en Europa del este, tres por cada cien mil habitantes y en el caso de los países asiáticos el promedio es de cinco por cada 100 mil habitantes”, precisó.
En ese marco dijo que América Latina es la región más violenta del mundo y si se analizan los factores, estos tienen que ver con una serie de delitos de orden transnacional como los casos de narcotráfico, tráfico de armas, trata y tráfico de personas.