El pasado 24 de junio, la Policía Boliviana cumplió 195 años en medio de efectivos procesados por un supuesto motín en 2019, un suboficial que falleció en Tarija implorando por su vida a consecuencia de la covid-19; y otro funcionario policial dado de baja por cuidar a su familia que luchaba contra el virus, lamentó la activista social de El Alto, Guadalupe Daza.
Daza recordó que el 10 de junio pasado el suboficial de Policía Víctor Montaño murió víctima de la covid-19, no sin antes subir a las redes sociales videos donde suplicaba por su vida, ya que había sido abandonado en un cuarto frío y lejos de su familia.
El funcionario policial que trabajaba en Cochabamba fue destinado a Tarija en pleno ascenso de la pandemia y con diabetes, que es considerada una enfermedad de base. Cuando se confirmó el diagnóstico de covid-19 fue llevado a una posta fría donde ni siquiera contaba con agua caliente.
Mediante sus redes sociales, la activista y exrepresentante de las esposas de los policías, Guadalupe Cárdenas, denunció que al tener una enfermedad de base, no correspondía el cambio de destino del efectivo policial porque era un factor que ponía en riesgo su vida.
SUPLICANDO POR SU VIDA
“Hoy día di positivo a covid. Me pidieron que venga aquí, a la guardería, me dijeron que había todo y gente para atenderme. No hay nada, solo me dieron una cama y no hay ni agua caliente”, dijo, a través de un video, el suboficial Montaño, quien horas después perdió la vida.
“Acá estoy botado, solo, aislado, deberían atendernos”, dijo compungido y con dificultad para respirar, luego de ser recluido en la denominada “guardería” policial.
En otro clip le pide llorando a su comandante, poder volver a ver a su familia y a sus hijos. “Yo no he hecho daño a nadie, más al contrario yo he hecho mi trabajo bien, por qué me han cambiado, ya he estado dos años en Beni, ahora dos años más en Tarija, no mi coronel”.
El hijo del suboficial Montaño denunció que viajó hasta Tarija para acompañar a su padre y se enteró que había sido “obligado” a firmar un retiro voluntario y una solicitud de vacaciones de 30 días con fecha previa al contagio, según Red Uno.
Familiares de Montaño anunciaron que presentarán una denuncia formal por la vía disciplinaria y ordinaria, para que se investigue las circunstancias en las que su padre se enfermó y perdió la vida.
Por su parte, el comandante de Tarija, coronel Sadid Ávila, negó una supuesta negligencia y cualquier tipo de irregularidad. Dijo que solamente estuvo aislado un día en la Guardería del Comando el 3 de junio y luego su hijo se lo llevó el viernes 4.
“Están aquí todos los seguimientos que se han hecho hasta vía WhatsApp, los medicamentos y recomendaciones que se le han dado, tenemos las capturas (…) Él se fue para estar con su familia y para tener allá una mejor atención”, señaló a tiempo de asegurar que desconoce cualquier tipo de extorsión, pues los cambios de destino dependen del Comando General.
DADO DE BAJA POR CUIDAR A SU FAMILIA
El calvario del sargento Oscar Fuentes inició el 13 de enero de 2021. Él desempeñaba sus funciones en Radio Patrullas 110 de Cochabamba y le entregaron un memorándum anunciando su cambio de destino al Comando Departamental de Potosí.
Ese cambio suponía la separación de su familia y todo su entono por lo que se preguntó: “¿Por qué y qué hice para que me cambien de distrito?”, hasta la fecha no encuentra respuesta.
El 22 de enero se presentó en el Comando de Potosí, donde estuvo más de cinco días a disposición. Después de “charlar”, logró su cambio al municipio de Llallagua, un lugar que le quedaba relativamente cerca a su familia, que estaba pasando por momentos difíciles por la muerte de su suegro y su esposa que estaba delicada de salud, postrada en cama.
El 26 de enero, Fuentes llegó a Llallagua, sin embargo, el 3 de febrero fue designado como comandante provincial de Sacaca, donde llegó el 6 de febrero.
Ya en Sacaca, Fuentes empezó a sentirse mal, se agitaba mucho, tenía escalofríos, por la noche transpiraba mucho, su situación fue agravando y el día 9 de febrero le dijeron que dio positivo a la covid–19.
Acudió a la Caja Nacional de Salud (CNS) de Sacaca donde le dijeron que debía aislarse en su domicilio en Cochabamba porque en ese lugar no tenía las condiciones.
Con su estado de salud más deteriorado y cuando ya había perdido sus sentidos del olfato y gusto, además se le complicaba respirar, se trasladó hasta la ciudad de Oruro, desde donde dio parte de lo sucedido a sus superiores.
Fue a la CNS de Oruro y le indicaron que no podían atenderlo porque su seguro era de Cochabamba. Inmediatamente contrató un vehículo para intentar llegar a la llajta, pues su salud estaba deteriorándose minuto a minuto.
El 10 de febrero lo atendieron en Cochabamba, donde lograron estabilizarlo y extender un certificado médico que le ordenaba aislamiento. Su primera baja médica fue del 13 al 19 de febrero, sin embargo su salud no mejoraba. El día domingo, 14 de febrero, su esposa se puso mal, ya no podía respirar y mucho menos caminar.
“Estaba mal, mi esposa también, no sabíamos qué hacer, tuvimos que buscar atención médica particular y lograron estabilizarnos. Dos días después mis tres hijos empezaron a tener síntomas del virus, pero en poco tiempo se recuperaron, velando por la seguridad de ellos tuvimos que enviarlos con mi suegra quien se ofreció a cuidarlos y alimentarlos ya que nosotros no podíamos”, manifestó a EL DIARIO.
El 22 de febrero, le extendieron su segunda baja médica, que se prolongaba hasta el 28 del mismo mes. Poco a poco el sargento fue mejorando pero su esposa seguía postrada en cama, con oxígeno.
Los días que la pareja estaba convaleciente, la mamá del sargento fue a apoyarlos y lamentablemente también salió contagiada.
A pesar que ya tenía el alta, el sargento no podía abandonar a su esposa, sus hijos y su madre, por lo que habló con el secretario de Llallagua a quien le explicó su situación y le dijo que le haría llegar su solicitud de vacación, por encomienda, para que le entregue al Comandante de ese municipio.
Días después, le informaron que el Comandante de Llallagua había ordenado un proceso en su contra.
El día 6 de marzo, dejando en cama a su esposa que respiraba con la ayuda de un tubo de oxígeno, su madre aislada, sus hijos en casa de su suegra de 72 años, quien también había dado positivo a la covid – 19, se trasladó hasta Llallagua y se presentó ante el comandante, teniente coronel José Miguel Álvarez Vera, a quien le explicó su situación y recibió como respuesta: “Usted no dio parte de que se estaba trasladando a Cochabamba a cumplir su aislamiento, debía quedarse en Potosí, además en sus documentos no indica que usted tenía problemas respiratorios, yo también pase por esto del covid, lo de su esposa y su familia a mí no me consta, ya verá usted qué hace con sus problemas. No le voy a dar su vacación, usted será procesado, una vez que solucione su problema, vera si puede sacar o no su vacación, ahora haga su informe con relación a los días que no estuvo aquí y cámbiese de uniforme y a trabajar”.
Al oír esas palabras, el sargento retornó a Cochabamba para cuidar de su familia, pero con un gran dolor porque sabía que lo procesarían y buscarían darle su baja. Pero ese momento lo más importante para él era su familia.
“No me arrepiento ya que el 10 de marzo falleció por covid -19 mi suegra, después de tres días de haber luchado por su vida en terapia intensiva. Seguro que querían que me quede aislado solo y morir como mi camarada Montaño”.
A Fuentes todo lo que vivió desde enero le parece una pesadilla, de la noche a la mañana la covid le arrebató a sus seres queridos, le dejó sin trabajo, sin seguro médico y se llevó los ahorros de su vida.
El sargento llevaba 19 años de servicio en la institución del orden, en ese lapso nunca recibió siquiera una llamada de atención, siempre luchó por sus derechos y el de sus compañeros, motivo por el que cree se dio su cambio.
“Me quedé en la calle, he gastado los ahorros de mi vida para recuperarnos mi esposa y yo. Ahora tengo problemas en los pulmones pero no me puedo atender, mi última papeleta de pago es de enero y por eso no puedo ni siquiera hacerme atender en la CNS”, lamentó.
El miércoles 23 de junio el sargento tuvo que trasladarse hasta La Paz para dejar una solicitud de reincorporación ante el Comando General.
“Todo me parece inhumano, todo se podía haber solucionado con mi vacación, ese tiempo me hubiera ayudado a solucionar mis problemas familiares. Si dudaban de mi palabra podían mandar a investigar a los de bienestar social, era cuestión de empatía, Dios quiera que se pueda solucionar todo para bien”, finalizó.
PROCESOS
Por otro lado, existen procesos a más de diez policías por el supuesto motín de 2019, las audiencias de los dos primeros acusados, uno en La Paz y otro en Sucre, fueron suspendidos.
El coronel en servicio pasivo de la Policía, Juan Manuel Quinteros, aclaró que en 2019 no hubo motín y que su único fin defender a la sociedad.
“La Policía se ha replegado en un momento en el que era insostenible seguir reprimiendo a algunos manifestantes. La Policía se replegó, no se amotinó. La Policía jamás ha sido parte de un golpe de Estado”, dijo en entrevista con el programa Bunker.
La activista social Guadalupe Daza lamentó que haya persecución contra efectivos policiales que solo buscaron cumplir su mandato constitucional de proteger a la sociedad.
“En vez de perseguir policías, deberían buscar la manera de proveerles de equipamiento, los policías se enfrentan con delincuentes que está mejor equipados, con tecnología de última generación, mientras nuestros policías deben estar rogándose hasta por gasolina, ni siquiera equipos de bioseguridad les dan”, lamentó.