El BOL–110 es una plataforma tecnológica “impresionante” porque todas las conquistas acumuladas en materia de investigación criminal han sido automatizadas a través de logaritmos para incorporarlos a la tecnología moderna, empero se ven truncadas por falta de gestión y coordinación, manifestó a EL DIARIO Carlos Romero, exministro de Gobierno.
La exautoridad explicó, por ejemplo, que el BOL–110 tiene el sistema de huellas dactilares denominado “bertillonaje”, por el apellido de su inventor el francés Alfonso Bertillón, que ha sido aplicado en varios países para identificar a las personas cuando se tiene un cadáver o se hace una investigación, se busca las huellas para compararlas con la base de datos y verificar la identidad.
“El bertillonaje en el BOL–110 existe como sistema robotizado y vinculado a las computadoras y a las patrullas inteligentes, por eso hay cámaras que se han instalado donde hay presencia masiva de personas, por ejemplo, en la San Francisco (La Paz), Ramada (Santa Cruz), Cancha (Cochabamba), estas cámaras están dotadas para identificar personas y activar una alarma en el comando nacional del BOL–110, ¿cómo ocurre esto?, se le inserta en la computadora los datos de la persona que no se repiten. Hay datos que son propios, por ejemplo, el iris del ojo, las medidas antropométricas y la voz, aunque la voz no lo tenemos aún en el sistema; con esos datos el algoritmo hace que la máquina pueda buscar a esa persona tanto en las máquinas instaladas en vías públicas como las cámaras inteligentes en patrulleros inteligentes, también tenemos cámaras buscadoras de personas”, precisó.
BOL–110 Y COVID-19
Romero lamentó que no se le dé la utilidad que tiene el BOL-110, que pudo ayudar en gran magnitud, por ejemplo, en la época alta del covid–19 y reducir los índices de violencia contra la mujer, en la época de cuarentena rígida.
“Cuando se presenta la crisis del covid, la misma plataforma 110 que tenemos en Bolivia lo han usado en China para verificar la temperatura de las personas, ¿cómo es posible ello?, a través de una aplicación en los celulares. El celular se convierte en termómetro, entonces cuando la persona habla transmite la temperatura del cuerpo al sistema de monitoreo y como el celular al mismo tiempo es GPS uno sabe el desplazamiento espacial de esa persona, los chinos así han logrado aislar rápidamente el covid, cuando apareció por primera vez en Wuhan”, explicó.
SEGUNDA FASE
SIN AVANCES
Romero lamentó que a la fecha no se haya completado la segunda fase del BOL–110 que era la culminación de las plataformas en varias ciudades capitales del país y su integración al Comando Nacional.
“Nosotros instalamos el Comando Nacional y dejamos avanzados varios comandos departamentales o aprovechamos algunas que ya se encontraban instaladas, por ejemplo, la de Cochabamba que simplemente había que integrarla al Bol–110”, dijo.
Asimismo precisó que no se dio continuidad y estabilidad al personal que fue capacitado en Ecuador y China por largos periodos de tiempo y no hubo acompañamiento institucional, “yo diría que son problemas de gestión básicamente”.
DETERIORO
DE CÁMARAS
Por otro lado manifestó que las cámaras de vigilancia normalmente tienen cinco años de vida útil y para que funcionen adecuadamente necesitan de una limpieza permanente a cargo de las alcaldías.
“Cuando observen humedad, tierra, moho se van dañando por esa falta de mantenimiento. Sería bueno hacer una auditoría o inventario de cuántas cámaras están funcionando y cuántas no y si hay algunas que no están en funcionamiento el mismo sistema merma en su calidad de control”, advirtió.
BOL–110
La aplicación del proyecto Sistema de Comando y Control para Seguridad Ciudadana BOL-110 que apuntaba a fortalecer la lucha contra la delincuencia y reducir niveles de inseguridad en el país, fue inaugurado en agosto de 2019.
En la oportunidad Romero dijo que el BOL-110, se constituía en el plan de seguridad ciudadana más moderno de Sudamérica. Para ello se adquirieron equipos que incluían sistemas de reconocimiento facial que permitía hacer el análisis de las características del rostro de las personas, dispositivos para reconocer las placas de vehículos que automatizan la lectura de estas, y un sistema de patrullaje aéreo portátil con drones que tenían un tiempo de vuelo de 110 minutos.
El equipamiento incluía también alarmas comunitarias que se debían instalar en los barrios para detectar los hechos sospechosos. Todas las cámaras de vigilancia se deberían enlazar a un centro del comando central.
Para ello, se edificaron las oficinas del Comando Nacional de Control, ubicado en la zona de Miraflores de La Paz, en 2.990 metros cuadrados, distribuidos en tres plantas, con materiales antisísmicos.
La infraestructura contaba con una sala de atención y despacho de denuncias misma que contemplaba una pantalla LCD (Tv Wall) de dimensiones 7 x 5, es decir 35 monitores en una superficie de 7.0 m ancho x 3.0 m de altura, capacidad para 32 despachadores.
También contaba con una sala de video vigilancia misma que contempla una pantalla LCD (Tv Wall) de dimensiones 6 x 3, es decir 18 monitores en una superficie 6.0 m de ancho x 1.8 m de altura, capacidad para 12 operadores.
La sala de Gestión de Seguridad de Tránsito, contemplaba una pantalla LCD (Tv Wall) de dimensiones 3 x 2, es decir 6 monitores en una superficie 3.0 m de ancho x 1.2 m de altura, capacidad para seis operadores.
La sala de Drones contaba con una consola o estación de comando y control de vuelo para los Drones de última generación.
Para el buen rendimiento de las salas, personal policial se capacitó en cuatro módulos: control de video vigilancia, despacho de denuncias urgentes, administración de la seguridad vial, tránsito y operaciones, además de administración tecnológica.