Las declaraciones surgen luego que un canal televisivo de alcance nacional, mostró en su programa imágenes de lo que sucede en la ciudad de ciudad de Cochabamba. Una ciudadana, con llanto en los ojos y la voz entrecortada, dijo que el médico del hospital público al que acudió le recomendó que se llevara a su padre, ya que no había posibilidades de internarlo.
“El médico me ha dicho que no hay camas y que van a internar a personas que tienen mayores posibilidades de sobrevivir, que me lo lleve a mi padre a mi casa”, dijo la señora, quien dio a conocer que su progenitor tiene 78 años de edad.
Ávila expresó que hay un virtual colapso del sistema sanitario boliviano y puso como ejemplo a los departamentos de Pando y Beni, donde hay uno y dos intensivistas, respectivamente, con dos y cuatro camas con el equipamiento necesario, cuando los requerimientos son entre doce y quince camas.
“En La Paz, el hospital de La Portada tiene seis camas y el de Cotahuma cuatro, que no alcanzan para lo que se requiere en la cobertura diaria, tomando como ejemplo las cifras de las horas pasadas, con 1932 casos, de los cuales el 15 por ciento van a necesitar internación y el 5 por ciento terapia intensiva, que son las personas con enfermedades de base”, comentó el titular de los intensivistas.
Asimismo, dijo que la situación tiene que ver con la falta de personal, porque han terminado contratos y que en el mejor de los casos los contrataban por dos o tres meses, pero también con la falta de infraestructura.
“Lamentablemente hemos perdido la solidaridad y el paciente sufre. Yo he pasado por la enfermedad y sigo atendiendo a los pacientes porque si no, quién los atendería”, preguntó Ávila, en entrevista concedida a un medio radial paceño.
Más adelante, el presidente de los intensivistas dijo que cuando “no es tu enfermo, no es tu muerto no sientes dolor; es dramático, ya ni los ven ni los entierran” y preguntó si es necesario llevar adelante las elecciones subnacionales, cuando el dinero que se va a gastar bien podría invertirse en equipamiento de los hospitales.
El médico puntualizó que es tanta la precariedad que son ellos mismos quienes se compran las máscaras de protección, que tienen un costo de 4.000 bolivianos.
El domingo pasado, coincidiendo con ese criterio, el titular del Colegio Médico de La Paz, Luis Larrea, sostuvo que el sistema público de salud estaba al borde del colapso y que en salvaguarda de la vida de los galenos anunciaban la toma de drásticas decisiones al respecto.
Entre tanto, los hospitales en Bolivia volvieron a llenarse; largas filas de personas esperan hacerse la prueba de la Covid-19 y otras tantas aguardan la posibilidad de contar con una cama para ser internados; parientes y familiares buscan desesperadamente la posibilidad de atención médica ante la pandemia.