Gutiérrez, de 54 años, casado y con tres hijos, trabaja desde 1998 en el matutino El Deber y narró a la Unidad de Monitoreo de la ANP que
nunca vivió una situación tan crítica y con su vida en peligro.
El hecho de violencia tuvo lugar el 28 de octubre, cuando periodistas de cinco medios de prensa de Bolivia, escoltados por cuatro policías,
acudieron a realizar la cobertura al lugar donde un día antes, hombres encapuchados hirieron de bala a cuatro trabajadores de Las Londras.
Al advertir las cámaras, los perpetradores retuvieron durante siete horas a los periodistas, que en ese ínterin sufrieron golpes de puño, con palos y patadas, también fueron intimidados con armas de fuego y amenazados con ser quemados vivos.
COBERTURA
DE PRENSA
“Salimos a las 7 de la mañana, en una avioneta que puso a disposición la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) porque las propiedades productoras de alimentos de sus afiliados venían sufriendo ataques. Inicialmente, se habló de un sobrevuelo para tomar imágenes del campamento donde estaban los avasalladores. Luego se nos informó que había condiciones para hacer imágenes desde tierra y la aeronave bajó a la pista de Las Londras cerca a las 8 de la mañana. Tomamos desayuno y nos dispusimos a ir a la zona de conflicto”, rememoró.
La comitiva de 21 personas, conformada por siete reporteros, cuatro policías, funcionarios y propietarios de Las Londras, se repartieron en seis camionetas, que iban avanzando precedidas de un tractor que iba apartando algunos troncos y piedras que bloqueaban el camino.
Tras recorrer cerca de 10 kilómetros, llegaron a un punto donde se observaban personas reunidas y el jefe policial de la zona, Rolando Torrico, detuvo a la comitiva y se adelantó junto a tres uniformados para informar a quienes realizaron la toma violenta que la prensa pretendía recoger su versión de los hechos.
UN CAMARÓGRAFO
HUYE
“El jefe policial se reunió con los avasalladores a unos 500 metros de donde nos habíamos quedado. Luego de media hora, algunas personas comenzaron a acercarse lanzando petardos hacia nosotros. Subimos a los vehículos para escapar, entonces del monte salieron cerca de 15
encapuchados y nos cerraron el paso. Eran como las 11 de la mañana. Dos vehículos lograron eludir el cerco, a uno le dispararon a las llantas y lo frenaron. En el otro pudo escapar el colega Róger Ticona de PAT, junto a Ronny Roca, quien se identificó como vecino de Las Londras y un chofer.
Ellos pudieron volver a la hacienda y dieron la voz de alarma”, agregó Gutiérrez.
Los encapuchados bajaron a los ocupantes de las camionetas a empujones, puñetes y patadas. Les tiraron balazos cerca de los pies, para que no escapen.
Camarógrafos como Percy Suárez, de ATB, alcanzaron a tomar imágenes del momento en que los encapuchados disparaban contra una camioneta. Suárez recibió un golpe con un arma de fuego, para obligarlo a interrumpir la grabación y su instrumento de trabajo fue inutilizado con
un disparo, igual que la cámara de Sergio Martínez, de la red televisiva Unitel, porque ese equipo no disponía de una tarjeta de memoria externa para requisarla.
“A nosotros nos quitaron nuestras cámaras, teléfonos móviles, también las billeteras. A los policías los despojaron de sus armas y a todos nos hicieron tendernos en el suelo, boca abajo. Fue uno de los momentos más tensos, porque no podíamos comunicarnos ni vernos, pero escuchábamos las quejas de los que sufrían golpes. Parecía un capítulo de la serie Narcos”, evocó Jorge.