Apuntó que el delito es un problema de salud pública, no solo de carácter del derecho penal porque afecta la convivencia colectiva y para tratarlo hay que hacer mucha incidencia en la prevención y ello hay que trabajarlo con las instituciones de socialización que básicamente es la familia.
“Hay que trabajar con las instituciones de socialización que son la familia que está en crisis en el mundo contemporáneo, cuatro de cada diez mujeres son jefas de hogar, las tasas de divorcio son altas, los hogares se desintegran, hay que trabajar con la familia, con el barrio, la escuela y hay que impulsar el trabajo de los medios de comunicación, estos son los factores que generan valores, coerción social y si estas instituciones no son adecuadamente visualizadas para prevenir la inseguridad, las sanciones punitivas no van a darnos el éxito”, apuntó.
Insistió que las medidas punitivas y la rigidez de los castigos no son la solución al tema de criminalidad y ello se refleja en los resultados de los planes que implementaron en varios países, como el caso de las favelas brasileñas, donde casi se llegó a organizar escuadrones de muerte para barrer supuestos criminales.
“Esas fórmulas no son las más apropiadas, por eso los especialistas en el tema concluyen en que plantear una drasticidad en las sanciones es una suerte de medida demagógica y por eso la han denominado la corriente del populismo punitivo, ¿por qué populismo punitivo?, porque suena bien a los oídos de la gente y esto de decir voy a castrar violadores, cortar las manos de los que pegan a una mujer, suenan bien a los oídos de la gente, pero en la práctica ¿son efectivos para combatir los delitos?, no, porque el delito es un fenómeno multicausal, donde operan procesos de carácter psicológico, biológico y social”, apuntó.
Aclaró que algunos pensaban que el delincuente nace, que es una persona que genéticamente heredó la tendencia a delinquir, pero en realidad esto no es correcto a la luz de las estadísticas.
“Algunos piensan que el delincuente es un psicópata que tiene algún problema en su cabeza, que algo está mal en su cabeza y que delinque por eso, la respuesta es que no todos los delitos responden a una conducta psicopática ya que en muchos casos es un fenómeno económico, cultural de idiosincrasia, por eso algunos experimentan con hipótesis sociológicas”, apuntó.