Sobre la niña de 11 años embarazada, la psicóloga y senadora Centa Rek dijo que en este caso “la tragedia es la violación” y las experiencias de abuso que la menor carga en la medida en que se plantea una disputa entre Estado e Iglesia y entre ciudadanos que pretenden arrogarse el derecho a decidir y a tener el supuesto derecho a portar una verdad sobre una situación.
“Como mujer y psicóloga, con algunos estudios para tratar de entender el alma y la mente de los seres humanos puedo decirles que no hay verdad posible en medio de estos desenlaces que nacen del horror de nuestra convivencias de hombres y mujeres traspasados de deseos y de irracionalidad, a veces tan expuestos a la grotesca búsqueda del placer que no está acompañado de respeto, valores, menos de componentes de espiritualidad, etc.”, dijo.
Interpeló a todos los que entraron en esta cadena de hostigamiento a la niña que no sabe ahora qué decir y menos decidir sobre su circunstancia, que no puede ponerse frente a todos y callarlos y que lo que decida tendrá una marca de por vida en su alma, su vientre y su espíritu.
“Creo que ella y su núcleo cercano, a pesar de sus limitaciones, deben tomar su decisión aún sin que esa decisión sea la mejor ni la que consideremos como la más justa o más consciente, pero ellos son los únicos que darán una respuesta sobre la base de sus creencias, a su estructura mental, afectiva y espiritual”, dijo.
Asimismo, señaló que “todos debemos interpelarnos sobre nuestra responsabilidad directa e indirecta en estos hechos monstruosos y deleznables a los que están expuestos los niños que forman parte de una sociedad animaloide y abandonada a su suerte por un Estado que solo reclama sus derechos y no reconoce sus deberes”.
“Invito a que el Estado y sus supuestos defensores que nunca han defendido nada dejen en paz a esta niña y respeten lo que ella y su núcleo cercano puedan decir en medio de sus mutilaciones y amputaciones emocionales y psíquicas”.
Refirió que se debe dejar de hacer ruido y buscar reparar el daño.
“Deberíamos parar este y otros casos, ver opciones de adopción responsable, educación responsable, prevención de abuso y violencia, terapia y afecto para este caso así como para otros que están en la cadena de abusos y violencia sexual”, acotó.
Lamentó que el Estado y sus representantes hayan aparecido sin hacer un “mea culpa ni declarar su inoperancia y culpabilidad en estos hechos”.
“Ellos se muestran prestos a sacar partido de esta situación para seguir declarándose dueños de la vida y la muerte de los nacidos y por nacer. Por favor, no les permitamos ese derecho y mucho menos en la presente circunstancia en la que pretenden ser dueños absolutos de vidas, milagros y haciendas, ellos solo están usando el tema para sentar un precedente de propiedad sobre nuestras vidas, no creo que tengan en absoluto una buena intención, porque si la tuvieran hubieran implementado programas de prevención contra el abuso y la violencia sexual y defenderían la vida de los privados de libertad y de los perseguidos, así como de los menores en estado de calle y abandono”.
“Yo me he preguntado en la soledad de mi alma qué hubiera deseado que suceda si mi advenimiento a la vida hubiera estado signado por este dolor e infortunio y mi respuesta honesta ha sido un grito a la vida, yo hubiera elegido nacer, así de loco es el deseo de vivir y llegar a este mundo sin destino, sin boleto, sin pasamanos, sin ninguna garantía de éxito o fracaso. Seamos honestos. Todos somos culpables, no existe Estado, y en semejante situación de abandono y desprotección solo ella, la niña, y su nexo cercano tienen derecho a tomar una decisión”, concluyó.