Expertos señalan que los privados de libertad reinciden en el delito porque sus oportunidades laborales son limitadas, en vista de que enfrentan grandes barreras al salir de la cárcel debido a su prontuario, aunque se capacitan en diferentes labores.
Este fenómeno evidencia las fallas en la política criminal en Bolivia, cuyas soluciones requieren un enfoque multidimensional en el que la rehabilitación sea un asunto de prioridad del Estado, impulsado por el sector privado y la sociedad civil.

Tras obtener su libertad, no conformes los privados de libertad con reincidir en sus actos delictivos, cometen también una serie de delitos antes de volver a ser nuevamente detenidos, de acuerdo con el exdirector de Régimen Penitenciario, Ramiro Llanos, quien aseguró que la reincidencia delictiva en Bolivia superó el 71%.

Para la exautoridad, este fenómeno evidencia las profundas fallas en las políticas criminales y hace cuestionarse cuán eficaces son las medidas de rehabilitación y del sistema postpenitenciario que se implementan en el país.

“En Palmasola, de unos 10 mil presos que tiene, al menos 7.000 regresarán tras ser liberados; esto demuestra que la rehabilitación es inexistente y que los privados de libertad no solo reinciden, sino que cometen varios delitos antes de ser nuevamente detenidos”, señaló Llanos a ANF.

En su lectura, el problema subyace en el enfoque limitado de la política criminal boliviana, la cual prioriza la reclusión o privación de libertad por encima de la rehabilitación real de los internos. Esta postura es compartida por el abogado, Porfirio Machado Gisbert, quien señaló una postura similar en declaraciones a EL DIARIO.

Generalmente, los privados de libertad que se capacitan en diferentes labores dentro de las cárceles, enfrentan grandes barreras al salir debido a su historial, lo que limita sus oportunidades laborales y lleva a muchos de ellos a reincidir, según afirmó la especialista en temas carcelarios, Luisa Chipana.

Por su lado, Machado señala que en Bolivia no existe una política criminal real, precisamente porque esta no vela por una efectiva reinserción laboral y la rehabilitación del privado de libertad. Señaló que el personal de Régimen Penitenciario “no hace nada” por velar por estas garantías de los privados de libertad.

En contacto con EL DIARIO, el jurista señaló que otra muestra de la falta de políticas más acertadas es el abandono que sufre la población carcelaria y la falta de seguimiento que se les da para que puedan reintegrarse de manera productiva a su comunidad.

PROPUESTAS

El exdirector de Régimen Penitenciario propone un cambio a la forma de abordar la reincidencia delictiva, remarcando que un preso que reincide, en vez de volver a pisar la cárcel, debería ingresar a un centro de trabajo.

“El Código Penal lo contempla, pero no se aplica. Es esencial que los internos trabajen para ganar su comida y regenerarse a través de actividades productivas”, señaló Llanos, a tiempo de mencionar además que el capital privado puede ser una solución viable para crear espacios de actividades agrícolas y con maquilas.

Chipana, por su parte, considera importante la colaboración entre ministerios y el compromiso del Estado en implementar una Bolsa de Trabajo para garantizar a los exinternos el acceso a un trabajo digno.

Ambos expertos coinciden en que la sociedad, por un lado, debe cuestionarse sobre el estigma hacia los privados de libertad, algo a lo que Machado contribuyó al señalar que hay personas en prisión que, “por azares de la vida”, están encerradas compartiendo celda con criminales mucho más peligrosos, sin necesariamente tener un perfil delictivo definido.

Asimismo, la política carcelaria débil también se refleja en la falta de motivación hacia la profesionalización del personal penitenciario, por lo que las soluciones requieren un enfoque multidimensional en el que la rehabilitación sea un asunto de prioridad del Estado, impulsado por el sector privado y apoyado por la sociedad civil.