Queridos lectores, el 24 de septiembre es una fecha que marca profundamente el espíritu cívico de los cruceños. En esta jornada, Santa Cruz de la Sierra conmemora su Grito Libertario de 1810, cuando valientes patriotas dieron el primer paso hacia la independencia del dominio español. Este hecho histórico sentó las bases de lo que hoy conocemos como un departamento pujante, rico en cultura y tradiciones que enorgullecen a sus habitantes. Las calles de Santa Cruz se llenan de vida, banderas y alegría, recordando no solo la lucha por la libertad, sino también la identidad de un pueblo que ha sabido preservar sus costumbres a lo largo del tiempo.
Entre esas tradiciones que acompañan las celebraciones, la Patasca ocupa un lugar privilegiado. Este plato no solo alimenta el cuerpo, sino también el espíritu, simbolizando la fortaleza y resistencia de la gente cruceña. La patasca tiene sus raíces en los tiempos coloniales y en las antiguas costumbres guaraníes y chiquitanas, donde se valoraba el uso del maíz, considerado un alimento sagrado. Con el paso de los años, la receta ha evolucionado, pero ha mantenido su esencia: un caldo sustancioso preparado con maíz pelado (mote), carnes de res y cerdo, y condimentos que resaltan los sabores de la tierra cruceña.
La exquisita preparación de la Patasca exige paciencia y dedicación. Cocida a fuego lento durante horas, hasta que el mote alcanza su punto perfecto, este plato es el resultado de una cocina que honra los procesos tradicionales. En cada tazón, se sirve no solo alimento, sino también una porción de historia, tradición y sabor. Durante el 24 de septiembre, la Patasca es protagonista en los hogares cruceños, acompañando los actos conmemorativos, desfiles y reuniones familiares, alimentando no solo el cuerpo, sino también el alma de una comunidad orgullosa de sus raíces.
Es así como la Patasca y el 24 de septiembre se entrelazan en una celebración única, donde gastronomía e historia se fusionan para rendir homenaje a la tierra cruceña y a los hombres y mujeres que, con su lucha, marcaron el destino de esta región.
Queridos lectores envío un fuerte abrazo a esta tierra hermosa, imparable y de continuo desarrollo, ahora preparemos con toda exquisitez este plato.
¡Buen Provecho!
PATASKA
Ingredientes:
500 g de maíz pelado (mote/pataska)
500 g de carne de res (costilla o pecho, preferiblemente)
300 g de carne de cerdo (espinazo o costilla)
1 u. cebolla grande (picada en trozos grandes)
2 u. dientes de ajo (machacados)
1 u. locoto o ají verde fresco (opcional, según preferencia de picante)
1 ramita de hierbabuena
1 u. tomate
4 cucharas de cebollín picado finamente
Sal al gusto
Pimienta al gusto
Comino al gusto
Agua suficiente para cubrir la sopa
Yuca cocida (opcional, para acompañar)
Limón (opcional, para servir)
Preparación:
El maíz pelado (mote/ pataska) debe remojarse durante la noche o al menos por 8 horas para suavizarlo. Después de remojarlo, enjuagarlo bien con agua limpia.
En una olla grande, colocar el maíz pelado con suficiente agua y ponerlo a hervir. Cocinar a fuego medio hasta que esté bien tierno. Esto puede tardar entre 2 y 3 horas, dependiendo del tipo de maíz.
Mientras el maíz se cocina, en otra olla colocar las carnes de res y cerdo, cubriéndolas con agua fría. Añadir sal, pimienta, comino, la cebolla picada, los dientes de ajo, el tomate pelado y la ramita de hierbabuena.
Cocinar las carnes a fuego lento hasta que estén tiernas y se deshagan fácilmente. Esto puede tardar entre 1 y 1.5 horas. Retirar cualquier espuma que se forme en la superficie.
Una vez que el maíz esté cocido y suave, agregarlo a la olla con las carnes y el caldo. Asegurarse de que haya suficiente agua en la olla para cubrir todos los ingredientes, ya que la patasca es una sopa con bastante líquido.
Añadir más sal, comino y pimienta al gusto, y si desea un toque picante, puede agregar un locoto o ají fresco entero para darle sabor sin que sea demasiado fuerte.
Cocinar todo junto a fuego bajo durante unos 30-40 minutos adicionales, para que los sabores se integren y el maíz absorba el gusto de las carnes y especias. Si es necesario, ajustar la cantidad de agua para mantener una consistencia de sopa.
Servir:
Servir la Pataska bien caliente en platos hondos espolvoreadno el cebollín.
Si desea, acompar con yuca cocida al lado y, para un toque fresco, puede agregar un chorrito de limón al momento de servir.
Nota. La Pataska de San Joaquin, se elabora con una cabeza de res, y así varían solo algunos elementos por lugares aledaños.
Si quieren profundizar en sabor y experiencia los invito a elaborar este delicioso plato en olla de barro a fuego de leña y cocción lenta.
Queridos lectores hasta la próxima cucharada de sabiduría gastronómica y no olviden que:
“La gastronomía hecha con amor, física, química y biológicamente sabe mejor”
Chef Franz R. Arandia Belmonte
Gastrónomo Profesional e Investigador Gastronómico
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