Miles de migrantes abandonados en el desierto del norte de Níger tras ser deportados por Argelia se encuentran en la localidad de Assamaka sin cobijo ni atención sanitaria, según denunció ayer la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).
La organización no gubernamental reclamó a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) que les proporcione protección inmediata.
MSF detalló que, entre el 11 de enero y el 3 de marzo, cerca de 4.675 migrantes llegaron a pie a Assamaka, situada en la región de Agadez, tras ser deportados por Argelia y quedar varados en el desierto. Sin embargo, menos del 15 por ciento de estas personas lograron acceder a un refugio o protección a su llegada a la ciudad.
De la misma manera explicó que el Centro de Salud Integrado de Assamaka, apoyado por MSF, se encuentra desbordado. La situación es preocupante, dijo la coordinadora de MSF en Agadez, Schemssa Kimana. “El centro de tránsito está lleno y eso provocó que la mayoría de las personas que llegaron recientemente a Assamaka se hayan instalado allí”, agregó.
Kimana explicó que existe gente durmiendo en todas las áreas de las instalaciones, mientras que algunos efectuaron refugios improvisados en la entrada o en el patio mientras que otros acampan frente a la maternidad, en la azotea del edificio o en la zona de residuos. Según el personal de MSF, no existen precedentes de una situación tan complicada en Assamaka.
“La situación se convirtió en una emergencia ante la que hay que tomar medidas de forma inmediata. Es insostenible que nadie siga viviendo en estas condiciones”, afirma. Las temperaturas en esta localidad pueden alcanzar los 48 grados centígrados, por lo que la gente busca refugio del calor donde sea, lo que provocó que algunos duerman en zonas poco higiénicas como los basureros.
En este sentido, el coordinador general de MSF en Níger, Jamal Mrrouch, hizo hincapié en que “se trata de una situación sin precedentes que requiere una respuesta humanitaria urgente por parte de la CEDEAO y de sus estados miembro, de donde procede la mayoría de estas personas”. “Como organización médico-humanitaria, es nuestro deber poner de relieve la flagrante falta de asistencia a los hombres, mujeres, niños y niñas migrantes que fueron abandonados a su suerte, en condiciones terriblemente precarias, en el desierto de Assamaka. Los riesgos que esta situación entraña para su salud y su seguridad son evidentes”, advirtió.
Un migrante camerunés que se encuentra en la ciudad trasladó a los equipos de MSF su preocupación por el hecho de que “nadie da una respuesta” sobre cuándo volverán a sus países de origen. “No sabemos cuándo saldremos de Assamaka. Es como estar en una cárcel al aire libre. Lo poco que recibimos para comer está muy mal preparado y tiene más arena que alimentos”, relató.
“Nos sienta mal y nos provoca diarrea y dolores de estómago. Las raciones son ridículas. Vivimos en los cobertizos del centro de salud, que se construyeron para los pacientes durante el covid-19. Durante la noche, la policía patrulla el pueblo para atrapar a quien esté desperdigado por allí y enviarle de vuelta al centro de salud”, dijo el migrante.
MSF resaltó que trabaja desde 2017 en la región de Agadez, donde sus equipos distribuyen artículos de primera necesidad y prestan apoyo al Centro de Salud Integrado para que pueda ofrecer consultas gratuitas de atención primaria y haga derivación de casos críticos a la ciudad de Agadez, que está a varios cientos de kilómetros de Assamaka. Asimismo, ofrece apoyo logístico al centro. (Europa Press).