Con esta marcha, suman los eventos políticos calificados como “teatros armados” y “cortinas de humo” del Gobierno para distraer a la población de los verdaderos problemas que enfrenta el país, como la insostenible situación de los incendios forestales que ya consumieron más de 3,8 millones de hectáreas en el oriente del país, según datos oficiales.
> El “Pacto de Unidad del Pueblo” cuestionó la marcha de la COB y justificó la toma de sus instalaciones tras advertir prebendalismo, corrupción y una búsqueda de autogolpe del gobierno de Luis Arce.
Cuestionando que la marcha de la Central Obrera Boliviana (COB) realizada ayer tuvo el respaldo de la Policía y el uso impune de explosivos a pesar de su prohibición, el activista y exparlamentario, Amílcar Barral, observó que el Gobierno pretende nuevamente buscar maneras de distraer a la población de los verdaderos problemas que aquejan al país.
“Eso es lo que están queriendo hacer, distraer a la gente de las verdaderas problemáticas, con (otra) fuente de distracción que se lo creen entre ellos (frente a) la impunidad de estos delincuentes interculturales, la impunidad que pasa con los dirigentes sociales que, por unos pesos u otros haciéndose millonarios, tienen que armar este tipo de shows”, expresó Barral a EL DIARIO.
La marcha de la COB, que partió ayer desde la Ceja y llegó a puertas de la Asamblea Legislativa, donde fue instalada una vigilia, fue criticada por la permisividad de la Policía en cuanto al uso de cachorros de dinamita y el cierre del paso al transporte y a los peatones en inmediaciones de Kilómetro 0.
Barral calificó este acto de la COB como “delincuencial”, tomando en cuenta que “hay niños y gente que no tiene nada que ver con estos conflictos internos que tiene el MAS”.
Barral expresó su molestia por el hecho de que haya “ciudadanos de primera y de segunda”, donde por un lado “la Policía no hace nada” y permite a sectores como la COB realizar marchas en plaza Murillo, mientras que a otras personas que desean manifestar su desacuerdo con el Gobierno “no las dejan en absoluto entrar”.
Asimismo, el exdiputado lamentó que el Gobierno convoque a funcionarios públicos a asistir a marchas en perjuicio de la población, mientras que a otros sectores opositores que realizan manifestaciones se los descuente por día no trabajado.
“Cuando funcionarios públicos van a las marchas convocadas por el Gobierno no perjudica, pero cuando hacen un bloqueo o una marcha los choferes, el Magisterio o los médicos, (es) día no trabajado, día no pagado. Están resultando peor que (el gobierno de) Evo Morales lamentablemente”, sostuvo a EL DIARIO.
UNA SERIE DE TEATROS
Con esta marcha, suman más los eventos políticos calificados como “show armado” y “cortinas de humo” para distraer a la población y la agenda mediática, ante la insostenible situación de los incendios forestales que ya consumieron más de 3,8 millones de hectáreas en el oriente del país, según datos oficiales.
En referencia a otra manifestación ocurrida la semana pasada, Barral recordó: “no hay que olvidar que el lunes, a los Ponchos Rojos, que hace unos días estaban pidiendo tres ministerios y 20 direcciones departamentales, no les han dado (estos cargos) y están queriendo empezar a bloquear a partir del día lunes”.
Asimismo, refiriéndose a hechos ocurridos hace unos días en plaza Murillo, sugirió que “agentes del exterior” fueron quienes controlaron el ingreso de gente a la plaza Murillo.
Para muchos opositores, las acciones militares registradas el pasado 26 de junio en La Paz, calificadas por el Gobierno como un “intento fallido de golpe de Estado”, se trataron de un espectáculo armado por el Gobierno para recuperar popularidad y un intento de “autogolpe”.
Similar percepción manifestaron analistas y líderes políticos frente a los resultados preliminares del Censo de Población y Vivienda o el último mensaje presidencial, en los que evidenciaron incapacidad de gobernar y búsqueda de culpables externos.
PULSETA
Por su parte, para el abogado constitucionalista, Williams Bascopé, la marcha convocada por la COB era una muestra de fuerza que el Gobierno pretendió exponer con fuerzas “supuestamente arcistas”.
Bascopé considera que existe una pulseta entre las alas renovadora y “evista” del MAS, “por ver quién moviliza más gente, quién tiene más poder de convocatoria y de convulsión social”, para definir qué facción se queda con la sigla, el poder y la estabilidad económica.
En ese sentido, advirtió que no es de extrañarse que, en los próximos meses, se avecinen mayores conflictos y convulsiones por parte de este partido político, al cual no le interesa resolver los problemas del país.