Después de perder las elecciones en 1912, el expresidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt se fue a Brasil para dirigir una expedición científica con el objetivo de resolver si el río de la Duda fluía en el Amazonas. En la travesía encontró, entre otras bestias, la piraña, “el pez más feroz del mundo”, como él mismo describió en su libro Through the Brazilian Wilderness. El exmandatario quedó despavorido ante la capacidad de estos peces para destripar y devorar carne: “Te arrancarán el dedo de una mano al deslizarse descuidadamente en el agua; mutilan nadadores (en cada río de Paraguay hay hombres que han sido mutilados); desgarrarán y devorarán a cualquier hombre o bestia heridos; porque la sangre en el agua las excita hasta la locura”. A pesar del peligro subacuático, los exploradores pudieron cartografiar y determinar que el río ciertamente es un afluente del Amazonas. Lo rebautizaron como Roosevelt en su honor y su libro de la expedición fue un éxito de ventas. Colateralmente se propagó la mala fama de las pirañas; ¡esas villanas de agua dulce!
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