Tres científicos excavaron en un yacimiento arqueológico de Portugal con un martillo hidráulico. Esta herramienta que normalmente se usa para levantar el pavimento es indispensable cuando hay que avanzar en la roca en busca de fósiles. De repente, entre las piedras saltó una esquirla de hueso. Tras dos años y medio de cuidadoso trabajo, ese descubrimiento fortuito ha permitido recuperar un cráneo que ilumina un periodo oscuro de la evolución humana, con 400.000 de antigüedad.
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