La mentira patológica puede ser ocasionada por una baja autoestima y deficientes habilidades sociales, pero también puede coexistir dentro de una personalidad narcisista e histriónica que busca la aprobación y atención de otros.
Considerando las recurrentes acusaciones entre personalidades de la clase política acerca de que existen “mitómanos” en las esferas del poder, la experta en psicología clínica, Tatiana Mercado, explicó las principales causas de este trastorno y detalló el perfil psicológico de las personas que lo padecen, ratificando que la política boliviana está llena de autoridades maquiavélicas, mitómanas y perversas.
La mitomanía o “mentira patológica” es un trastorno patológico y adictivo consistente en una conducta compulsiva e inconsciente en el acto de mentir, reforzada por la sensación de logro, alguna ganancia y manipulación de la realidad, según explicó la profesional en declaraciones a EL DIARIO.
Mercado advierte que el mitómano necesita seguir mintiendo para cubrir sus mentiras previas, pero cuando es descubierto, puede llegar a sentir niveles altos de ansiedad que pueden llevarlo al suicidio porque no son capaces de aceptar su realidad.
Un caso reciente de mitómano que llegó al suicidio fue el del falso médico chileno, Christian Gosen, quien fue encontrado sin vida en un hospital tras descubrirse que había ejercido la profesión falsamente durante años.
Mercado explicó que varios factores pueden desencadenar la mitomanía: necesidad de atención y aprobación de los demás, baja autoestima, traumas de abuso sexual o físico, falta de habilidades sociales, inseguridades y dificultades para aceptar y enfrentar la realidad.
“Una persona con buena autoestima no necesita justificar opiniones contrarias a su persona; pero una persona con baja autoestima hará lo posible por convencer a otros de que es una buena persona y usará la mentira para ello”, puntualizó.
Aunque los mitómanos suelen ser una combinación de narcicismo e histrionismo, aclaró que la baja autoestima es otro rasgo principal en ellos. Otro síntoma “particularmente preocupante” descrito es la tendencia a desdibujar la línea entre la realidad y la ficción, que puede aumentar con el tiempo.
Mercado informó que, aunque esta adicción no tiene cura, se puede trabajar con estas personas a través de terapia cognitivo-conductual, en la que se reconduce su percepción de la realidad con la ayuda de un psicólogo o psiquiatra y una red de apoyo de amigos y familiares.