Tegucigalpa.- La izquierdista Xiomara Castro se convirtió ayer en la primera presidenta de Honduras en una toma de posesión a la que asistió la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris y el vicepresidente taiwanés, William Lai.
La nueva mandataria centroamericana encara una temprana prueba con un Congreso fuertemente dividido y busca lazos con Taiwán.
Harris, a quien el presidente Joe Biden ha encomendado liderar la política estadounidense en el empobrecido Triángulo Norte de Centroámerica, formado por El Salvador, Guatemala y Honduras, llegó a Tegucigalpa el jueves por la mañana.
“Nuestra relación con Honduras es importante”, escribió la vicepresidenta en Twitter, y agregó que se reunirá con Castro “para discutir la profundización de nuestra cooperación en una amplia gama de temas”.
Autoridades estadounidenses quieren trabajar con Castro para frenar la inmigración indocumentada desde Centroamérica y apuntalar el apoyo internacional a Taiwán. Honduras es uno de los pocos países del mundo que mantiene relaciones diplomáticas con Taipei.
Castro asume el cargo envuelta en una disputa con disidentes de su propio partido. Candidatos rivales se han declarado jefes del Congreso, socavando su capacidad para aprobar leyes.
El vicepresidente taiwanés, William Lai, también asiste a la toma de posesión en un intento de reforzar los lazos con Honduras bajo el mandato de Castro, que durante su campaña electoral amenazó con cambiar su lealtad a Pekín desde Taipei si era elegida presidenta.
Tras reunirse con Lai el miércoles, Castro dijo que Honduras agradece el apoyo de Taiwán y espera mantener la relación. Lai tenía previsto mantener conversaciones formales con Castro y entregarle material para combatir la pandemia del covid-19, pero se canceló, según la Agencia Central de Noticias de Taiwán.
Luis León, director del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria, opinó que la llegada de Harris es un impulso para Castro en la disputa por el control del Congreso y para abordar la débil economía de Honduras.
Significa que Estados Unidos tiene una “oportunidad de posicionar sus intereses en temas como la migración y el mantenimiento de las relaciones del país con su aliado Taiwán”, afirmó León.
Estados Unidos, en virtud de su política de “una sola China”, reconoció la posición de Pekín de que Taiwán es parte de su territorio, aunque no respalda esta postura. Estados Unidos no tiene lazos diplomáticos formales con Taiwán.
MIGRACIÓN
El presidente Joe Biden ha encargado a Harris que aborde las “causas fundamentales” de la migración desde Centroamérica, pero su viaje se produce en un momento en que la popularidad del mandatario en su país ha disminuido y su estrategia de inmigración se ha estancado.
La vicepresidenta, vista por algunos demócratas como una posible candidata presidencial en 2024 si el actual gobernante no busca un segundo mandato, también ha visto caer sus números en las encuestas.
Durante una reunión bilateral con Castro, la funcionaria estadounidense planea discutir las oportunidades económicas, la lucha contra la corrupción y el manejo de la migración, dijeron funcionarios estadounidenses.
“Queremos mucho y tenemos la intención de hacer lo que podamos para apoyar a esta nueva presidenta”, dijo un funcionario de la administración de Estados Unidos.
Castro ha prometido abordar la corrupción, la pobreza y la violencia en Honduras, problemas crónicos que han contribuido a alimentar la inmigración indocumentada a Estados Unidos.
Pero su programa legislativo ha sido puesto en peligro por políticos renegados de su Partido Libre, que el fin de semana se aliaron con el conservador Partido Nacional de la oposición para votar por uno de sus miembros para dirigir el Congreso.
Esto ha creado una legislatura rival y ha roto el pacto que Libre había hecho con su aliado electoral, el Partido Salvador de Honduras, para designar a uno de los miembros de este último para dirigir el Congreso.
Castro y el resto de su partido han reconocido a un legislador de Salvador como líder legítimo del Congreso.
La toma de posesión de Castro pone fin a los ocho años de gobierno de Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional, que ha sido acusado en los tribunales de Estados Unidos de corrupción y de vínculos con los narcotraficantes.
Además, la congresista estadounidense Norma Torres, miembro del Partido Demócrata de Biden, pidió que Hernández sea procesado de inmediato por cargos de drogas después de que Castro asuma el cargo. Agregó que las autoridades de su país también deberían solicitar su extradición, en un comunicado emitido ayer.
Pero el mandatario saliente puede estar protegido de la extradición por hasta cuatro años como miembro automático del parlamento centroamericano tan pronto como termine su mandato presidencial.
Hernández fue un antiguo aliado de Washington tanto en operaciones de inmigración como antinarcóticos, pero fiscales estadounidenses han revelado que el político de 53 años estaba bajo investigación como parte de una indagatoria sobre el narcotráfico en Honduras.
Además, Hernández, cuyo hermano fue condenado el año pasado por un juez estadounidense, ha negado repetidamente las acusaciones. (Reuters)