Con respecto a los datos de sismicidad, el último seísmo registrado se produjo en el último día de octubre, fue de magnitud de 5 (mbLg) y una intensidad de IV, localizado a 38 kilómetros de profundidad y se sintió en toda la isla. El cráter, clasificado en el nivel 2 del Índice de Explosividad Volcánica, ha experimentado en los últimos días un incremento de las emisiones de ceniza, una situación provocada por un proceso de desgasificación del gas.
Pese a este panorama, los expertos del Pevolca han resaltado dos factores clave que podrían indicar que el final de la erupción podría estar más cerca. Estos son.
Descenso del tremor y de los niveles de SO2, claves
La portavoz del comité técnico del Pevolca, Carmen López, indicó que tanto el descenso del tremor como un menor porcentaje de los niveles de dióxido de azufre que se han registrado se consideran como «signos positivos».
Con respecto a estos dos factores, considera que si se mantiene la tendencia descendente «iremos bien». Sobre el descenso del tremor explicó que «se han mantenido en los registros de las últimas horas», mientras que, sobre la disminución del dióxido de azufre emitido por el volcán, cifrado en unas 9.600 toneladas diarias, contrasta con el aumento registrado de los valores de dióxido de carbono.
El anunciado por la portavoz del comité técnico del Pevolca no ha sido el único posible escenario sobre el final de la erupción. El IGME, a través de su investigadora Inés Galindo, explicó que en el final de la erupción predomina la fase efusiva del volcán, en la que «el magma pierde casi todo el gas y solo sale la parte más líquida».
Por otra parte, en declaraciones realizadas a “El País”, el geólogo islandés Ármann Höskuldsson aseguró que otro factor claro del final de la erupción es la emanación de azufre. (Diario AS)