Desde marzo de 2020, cuando el gobierno del presidente Nicolás Maduro implantó una cuarentena nacional por la pandemia, solo estaba permitida la circulación de camiones de carga, principalmente con alimentos y ayuda humanitaria.
Decenas de niños venezolanos que estudian en la localidad brasileña de Pacaraima, en el estado de Roraima, no podían pasar a sus colegios en Brasil y quienes adquirían combustible o alimentos vieron interrumpida su rutina. El cierre hizo que se abrieran pasos clandestinos para cruzar, según activistas de derechos humanos.
“El presidente, Nicolás Maduro, instruyó que se normalizara este hito fronterizo. Tenemos una hermandad con Brasil de muchos años, nos une un corredor social, la troncal número diez donde se desarrollan importantes actividades industriales, culturales y turísticas», dijo Ángel Marcano, gobernador del estado Bolívar, fronterizo con Brasil en declaraciones divulgadas por la televisora estatal.
El presidente de Fedecámaras Bolívar, Austerio González, señaló que esperan que la apertura contribuya a mejorar la economía regional, pero abogó por alcanzar un equilibrio de la balanza comercial, que permita abrir las puertas a las importaciones desde Brasil y aumentar la producción de Venezuela para aprovechar la oportunidad de exportación al país vecino.
González dijo que la política de importaciones ha generado una competencia desleal con la producción de Venezuela, presionada por el marco legal, la crisis de suministros, servicios básicos e hiperinflación.
«Queremos que los anaqueles tengan toda la mercancía, pero también que nuestro sector productivo genere bienestar y dividendos para el país». (Reuters)