Mario Vargas Llosa hace historia: a partir de la fecha, es el primer autor hispanoparlante que sin haber escrito en francés, ingresa a la Academia Francesa. La solemne ceremonia de acogida fue en el Anfiteatro del Instituto Francés, en París, con un discurso en el idioma galo.
En el inicio de su oratoria recordó una anécdota al llegar por primera vez a Francia: «Compré un ejemplar de Madame Bovary [de Gustave Flaubert] la misma tarde de mi llegada, en una librería ya desaparecida, del Barrio Latino».
También le agradeció a Francia la «paradoja» de ayudarlo a sentirse «un escritor peruano y latinoamericano»: «Gracias a Francia descubrí la otra cara de América Latina, los problemas comunes a todos sus países, la horrible herencia de los golpes militares y del subdesarrollo, la guerrilla y los sueños compartidos de liberación».
«La novela salvará la democracia o morirá con ella», sentenció el Nobel peruano. Luego agregó que «»siempre permanecerá «¿cómo dudarlo?» esa caricatura que los países totalitarios nos venden como novelas, pero que sólo existen después de haber pasado por la censura que los mutila, para sostener las fantasmagóricas instituciones de payasadas similares a la democracia, de las que nos da el ejemplo de la Rusia de Vladimir Putin».
La centenaria institución encargada de velar por la lengua de Molière decidió romper sus propias reglas y distinguir a un autor que nunca escribió directamente en francés. De hecho, fue concebida como una suerte de emblema del profundo vínculo de identidad entre Francia y su literatura.
Otra regla transgredida es la edad. La institución fundada en 1635 por el Cardenal Richelieu estableció en 2010 que solo los autores que tengan 75 años como máximo podían presentarse como candidatos a ser uno de «los inmortales», el nombre con el que se conoce a los académicos. Vargas Llosa tiene 86.
Sin embargo, la literatura del Nobel peruano parece perforar aquel hermetismo. Entre los invitados, hubo personalidades de la cultura de Francia, su familia entre ellos su exesposa Patricia e incluso el polémico rey emérito español Juan Carlos I y su hija, la infanta Cristina, entre otros.
El sillón que ocupará es el número 18, que dejó vacante el filósofo Michel Serres en 2019. Vargas Llosa ya fue ingresado la semana pasada, en privado. Hoy se hizo de forma oficial con el tradicional traje oscuro con hojas verdes de olivo bordadas que portan los académicos desde comienzos del siglo XIX.
Ayer por la tarde, cumplió con otro de los pasos de tamaña investidura: obtuvo la espada como miembro de la Academia. Le fue entregada por la secretaria permanente de la institución, Hélène Carrère d´Encausse, en una ceremonia realizada en la editorial Gallimard, su editorial desde 1970.
Para el escritor Jean-Marie Rouart, uno de “los inmortales”, la espada es un signo que equiparaba a los académicos con los aristócratas de la época del reinado de Luis XIII (1601-1643). Algunos candidatos, sin embargo, optaron por otro tipo de accesorios, desde abanicos a bolsos.
La elección del escritor de 86 años, que ocurrió en noviembre del año 2021, generó diversas críticas. Por un lado, se subrayó que iba en contra de la tradición acoger a un autor que no escribe en francés. Por otro, intelectuales franceses alegaban que sus posiciones políticas eran cercanas a la extrema derecha.
Jean-Marie Rouart, que ocupa el sillón número 26 de la academia desde 1997, aseguró que Vargas Llosa «es alguien que tiene vínculo profundo con Francia y la Academia hizo una excepción. ¿Por qué no? Dentro del respeto a las tradiciones hace falta a veces hacer excepciones».
No es su primera distinción. Vargas Llosa recibió el Premio Nobel, el Cervantes, el Príncipe de Asturias de las Letras, el Biblioteca Breve, el Rómulo Gallegos y el Planeta. Nacido en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936, cuenta con una larga y nutrida lista de libros publicados, la mayoría bestseller.
En la década de 1960 sacudió la literatura con La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación en La Catedral. Desde entonces es quien es.
Además, varias de sus obras fueron adaptadas al cine y a la televisión. Otras grandes novelas suyas son La guerra del fin del mundo, La fiesta del Chivo y El sueño del celta. En 2011 fue nombrado primer marqués de Vargas Llosa por el rey Juan Carlos I de España.
De joven fue comunista; de adulto, liberal. En 1990 fue candidato a la presidencia del Perú por la coalición de centroderecha Frente Democrático y desde entonces, está involucrado en la discusión política pública, sobre todo de su país, América latina y Europa. (Infobae).