Los combates se han cobrado en las últimas horas las vidas de tres personas, incluido un cooperante del Comité Internacional de Rescate (CIR), en la región tigrayana de Shire. Es el último episodio de un conflicto en el que ambos bandos fueron acusados por ONG humanitarias de cometer un abanico de atrocidades contra la población civil.
El TPLF acusa al primer ministro del país, Abiy Ahmed, de azuzar las tensiones desde su llegada al poder en abril de 2018, cuando se convirtió en el primer oromo en acceder al cargo. Hasta entonces, el TPLF había sido la fuerza dominante dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias. El grupo se opuso a las reformas de Abiy, que consideró como un intento de restarles influencia. (Europa Press).
Decenas de miles de muertos por la guerra y el hambre, y cientos de miles de desplazados después, la Unión Africana exigió tanto al Gobierno como al TPLF que se sienten a negociar.
“El presidente pide de manera enérgica un alto el fuego inmediato e incondicional, así como la reanudación de los servicios de ayuda humanitaria”, según el comunicado, en el que insiste a ambas partes que respeten su acuerdo para mantener estos diálogos de paz en Sudáfrica; conversaciones previstas inicialmente para el 8 de octubre, pero finalmente aplazadas por el repunte de las hostilidades.