El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estimó que al menos 615 niños murieron en Pakistán debido a las catastróficas inundaciones que llevan asolando el país desde el mes de junio y que, a fecha, han dejado ya más de 1.700 fallecidos y casi ocho millones de desplazados, en una crisis cuyo alivio depende de la llegada de ayuda internacional urgente.
UNICEF estima que ahora mismo unos diez millones de niños y niñas necesitan ayuda inmediata para sobrevivir, una cifra asombrosa que pone de manifiesto la abrumadora escala de la necesidad que atraviesa la población, en una tragedia sin precedentes que se agravará todavía más con la llegada del invierno.
La agencia de la ONU estima también que aproximadamente 520.000 niños y niñas del país sufren desnutrición aguda grave y necesitan tratamiento inmediato en un país donde, antes de esta tragedia.
Asimismo, la organización lamenta que los daños en los sistemas de suministro de agua y las instalaciones de saneamiento han provocado que 5,5 millones de personas se hayan quedado sin acceso a agua potable segura por lo que la población está expuesta a enfermedades mortales transmitidas como el cólera, la diarrea, el dengue y la malaria.
La organización entregó hasta ahora suministros humanitarios por valor de unos diez millones de euros y transportado más de 145 toneladas métricas de suministros humanitarios al país, incluidas 820.000 pastillas contra el paludismo el pasado fin de semana. Además, ha establecido 86 unidades de
salud móviles y 226 escuelas temporales para ayudar a los niños y niñas a sobrellevar el trauma y reanudar la rutina educativa.
No obstante, y dada la gravedad de la situación, UNICEF solicita a los donantes internacionales más de 177 millones de euros en el marco del llamamiento urgente de la ONU de 833 millones para apoyar la respuesta del Gobierno de Pakistán.
ACNUR AVISA DE UN DESAFÍO COLOSAL
Por su parte, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha avisado que Pakistán se enfrenta a un desafío colosal para reponerse de unas inundaciones que han dejado ya al menos 1.700 muertos y 12.800 heridos, incluidos al menos 4.000 niños.
Aproximadamente la mitad de los 80 municipios declarados en estado de calamidad acogen a unos 800.000 refugiados procedentes de Afganistán, la inmensa mayoría en solo cuatro territorios: Peshawar, Quetta, Nowshera y Karachi.
Stalmarsh avisó de que se encuentra particularmente alarmado porque podrían pasar meses antes de que las aguas retrocedan en las zonas más afectadas, lo que dejaría a la población de refugiados completamente expuesta ante los rigores del invierno.
Frente a esta crisis, ACNUR ha entregado, solo durante el mes de septiembre, más de 10.000 toneladas de ayuda y completado ya la primera fase de su respuesta, incluida la asistencia a las familias afectadas por las inundaciones en las provincias de Jíber-Pajtunjua, Baluchistán y Sindh con tiendas de campaña, linternas solares, láminas de plástico, kits de higiene y otros artículos vitales. (Europa Press).