Puerto Príncipe.- El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó ayer sobre aumento de los secuestros de niños y mujeres en Haití, más de 100 en lo que va de año, que se enmarcan en una crisis de seguridad que azota al país, sumido en una espiral de violencia.
El aumento de los secuestros se produce en un contexto de violencia callejera relacionada con las bandas en la capital del país y sus alrededores, lo que ha provocado que más de 15.000 mujeres y niños se vean obligados a huir de sus hogares.
«Ya ningún lugar es seguro para los niños y niñas en Haití», lamentó la directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Jean Gough.
Los secuestros, ha relatado la agencia de la ONU, son generalmente por parte de bandas criminales que solicitan a los padres de los niños un rescate, una modalidad que ha crecido de manera «alarmante».
«Ya sea de camino a la escuela, en casa o incluso en la iglesia, los menores de edad corren el riesgo de ser secuestrados en cualquier lugar, a cualquier hora del día o de la noche. Esta es la peor pesadilla de cualquier padre», denunció Gough, quien también ha agregado que «las bandas criminales utilizan a los niños como moneda de cambio y se lucran a costa del amor de los padres por sus hijos».
En un contexto de «pobreza generalizada y la criminalidad rampante, estos secuestros se han convertido en un negocio lucrativo. Esto es aborrecible», ha censurado.
Según estimaciones de Unicef basadas en fuentes oficiales, 71 mujeres y 30 niños fueron secuestrados en los primeros ocho meses de este año, representando un tercio de los 455 secuestros registrados este año. La mayoría de los secuestros tienen lugar en la capital, Puerto Príncipe, y la gran mayoría de los secuestrados son haitianos.
Estos actos violentos dirigidos a los niños y a sus madres tienen un impacto duradero, tanto para ellos como para sus padres, ya que el cautiverio siempre provoca un trauma al precisar o experimentar, a menudo, «humillaciones, amenazas y, en algunos casos, violencia!, reprobó Unicef.
A situación en Haití es crítica, aún se recupera del devastador terremoto que azotó el suroeste del país en agosto, dejando 130.000 casas, más de 1000 escuelas y unas 90 instituciones sanitarias dañadas o destruidas. Además, la expulsión de más de 7.600 migrantes haitianos, más de la mitad de los cuales son mujeres y menores de edad, de Estados Unidos y otros países, podría poner a muchos más en riesgo de sufrir la violencia de las bandas.
Por otra parte, esta creciente violencia, los saqueos, los bloqueos de carreteras y la presencia omnipresente de bandas armadas son obstáculos para la ayuda humanitaria tras el terremoto.
Por eso, y debido a que la carretera nacional que conduce a las zonas afectadas en el suroeste del país es objeto de secuestros y asaltos, Unicef y sus socios están utilizando rutas alternativas para llevar los suministros de emergencia a las comunidades más afectadas, lo que aumenta los costes de transporte y el tiempo de entrega.
Unicef instó en este marco al Gobierno de Haití a tomar medidas para hacer frente a la violencia de las bandas contra los menores, así como a todos los actores relevantes a que se abstengan de atacar a los niños, niñas y mujeres. (Europa Press)