El gobierno no hizo comentarios sobre las protestas o las críticas a Xi, la demostración más amplia en décadas de oposición al Partido Comunista, que gobierna el país. No hay datos oficiales sobre cuánta gente fue detenida después de que la policía empleara gas lacrimógeno contra los manifestantes en Shanghái y tuviera problemas para contener las protestas en otras ciudades, como Beijing, la capital.
LIGUEROS CAMBIOS
El gobierno de la ciudad de Beijing anunció que ya no pondria puertas de acceso en bloques de apartamentos donde se detectaran contagios. No mencionó un letal incendio la semana pasada que desencadenó las protestas, después de que la gente preguntara indignada en internet si los bomberos o la gente que trataba de escapar habían encontrado puertas bloqueadas u otras medidas contra el virus.
Por su parte, en Urumqi (capital de Xinjiang), donde ocurrió un mortífero incendio atribuido a las restricciones y que desató protestas en otras partes del país, también se relajaron algunas medidas.
Los residentes de esta ciudad de cuatro millones de habitantes, algunos de los cuales estuvieron confinados en sus casas durante semanas, pueden desplazarse en autobuses para hacer recados dentro de sus distritos de origen a partir del martes, dijeron las autoridades en una conferencia de
prensa. Ciertos negocios esenciales en zonas de bajo riesgo también podrán solicitar el reinicio de sus operaciones al 50% de su capacidad-, mientras que el transporte público y los vuelos comenzarán a reanudarse de manera ordenada, dijeron las autoridades.
La política de cero covid, que aspira a aislar a todas las personas infectadas, ayudó a mantener cifras de contagios en China más bajas que en Estados Unidos y otros países grandes. Pero en algunos lugares la gente se vio confinada en casa durante hasta cuatro meses, donde existió quejas de suministros irregulares de comida.
El gobierno prometió el mes pasado reducir las complicaciones con cambios en las cuarentenas y otras medidas. Pero el descontento va en aumento tras un brote de contagios que obligó a las ciudades a estrechar sus controles, lo que provocó quejas de que el exceso de celo en la lucha contra el público perjudica a la población.
También la metrópolis comercial y manufacturera de Guangzhou, en el sur, y donde se concentran ahora los contagios, anunció que algunos vecinos ya no tendrían que pasar por pruebas masivas, algo que atribuyó a la necesidad de ahorrar recursos.
Las protestas se extendieron al menos a ocho grandes ciudades después de que al menos 10 personas murieran el jueves en el incendio de un edificio de oficinas en Urumqi, en la región noroccidental de Xinjiang.
La policía empleó latas de gas lacrimógeno para dispersar la manifestación, aunque la gente regresó el sábado al mismo lugar para otra protesta.
El gobierno había enfrentado críticas antes por la muerte de dos niños cuyos padres dijeron que habían tenido problemas para conseguir atención médica de urgencia debido a las medidas contra el virus. (Infobae)