En lugares de casas y oficinas, estaban fabricando gigantescas barricadas metálicas antitanque conocidas como “erizos”, y barreras más pequeñas con púas destinadas a detener vehículos con neumáticos.
Después de que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero, KAN, una gran empresa inmobiliaria local, se reinventó para ayudar a las defensas de la ciudad de 3,4 millones de habitantes.
Zakhar, un capataz, tomó el teléfono y empezó a llamar a los trabajadores de la construcción de la empresa que se habían quedado en Kiev. Casi todos se ofrecieron a permanecer y contribuir, dijo.
“Construimos cosas. No sabemos luchar, pero sabíamos que podíamos ser útiles”, dijo Zakhar. A unos metros de distancia saltaban chispas mientras los constructores cortaban y soldaban grandes vigas de metal.
Es otro ejemplo de cómo los civiles ucranianos están apoyando a las tropas regulares en su intento de repeler el avance ruso, incluso a través de las unidades de defensa civil y las milicias independientes que se han formado en todo el país.
Rusia dice que sus acciones en Ucrania son una “operación especial” no diseñada para ocupar territorio, sino para destruir las capacidades militares de su vecino y capturar a los que llama peligrosos nacionalistas.
El ejército ucraniano se ve empequeñecido por el de su poderoso vecino, pero la resistencia en la primera semana del conflicto ha frenado el avance de Rusia, sobre todo en las zonas urbanas. (Reuters)