Astaná.- La orden del presidente de Kazajistán, Kasim Jomart Tokayev, de disparar sin aviso previo contra manifestantes ha generado preocupación entre las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, que reclaman la revocación inmediata de una medida que amenaza con provocar un desastre en la antigua república soviética.
El director de la división para Asia Central de Human Rights Watch (HRW), Hugh Williamson, ha advertido en Twitter de que la orden de Tokayev “aumenta enormemente el riesgo de que haya más muertes”, en la medida en que tanto la Policía como el Ejército debería “evitar” el uso de la fuerza letal para reprimir a quienes se manifiestan estos días contra el Gobierno.
La directora de Amnistía Internacional para Asia Central, Marie Struthers, coincidió en un comunicado en que las fuerzas de seguridad tienen que dar un aviso «claro» antes de abrir fuego y que solo caben excepciones cuando hay otras vidas en riesgo. De lo contrario, «aumenta el riesgo de que peatones inocentes mueran o resulten gravemente heridos».
Struthers consideró la orden de Tokayev «extremadamente peligrosa», paso previo a una política de: «mata primero, piensa después». «La presencia de individuos o grupos violentos (en las manifestaciones) no exime a las fuerzas de seguridad kazajas de su obligación de proteger el derecho de reunión pacífica», añadió.
Amnistía Internacional teme que puedan perpetrarse ejecuciones extrajudiciales. «Si la orden no se revoca de forma inmediata y clara, el precario balance de Kazajistán en materia de Derechos Humanos y la crisis actual que lo ha producido solo van a ir a peor», señaló Struthers.
Las protestas comenzaron por el malestar del precio del gas pero, extendidas ya a varias ciudades, han terminado por convertirse en un desafío sin precedente a las actuales autoridades, que han solicitado la ayuda militar de los países vecinos, incluida Rusia, para contener las movilizaciones. (Europa Press)