A través de un mensaje publicado en su cuenta de la red social Twitter, el portavoz de los insurgentes también ha anunciado la detención de personas «involucradas» en actividades violentas registradas en Kabul.
«No se permite a nadie entrar en las casas de los antiguos funcionarios, pedirles sus coches y amenazarles», agregó, antes de advertir que este tipo de comportamientos se evaluarán «seriamente».
Los insurgentes lograron hacerse con el país en menos de dos semanas y, en su asalto final a Kabul, se esforzaron por lanzar mensajes en contra de la violencia. Así, cuando ya confirmaron oficialmente la entrada en la capital afgana dijeron que lo hacían para garantizar la seguridad y evitar un vacío de poder.
El grupo también ha ofrecido en estos últimos días teóricas garantías de seguridad para quienes podrían ser sus víctimas, planteando una amnistía para las personas que hubiesen podido ayudar al Ejecutivo de Ashraf Ghani o a los países con tropas desplegadas en Afganistán. Asimismo, ha asegurado que no atacará objetivos diplomáticos, en plena desbandada de delegaciones oficiales.
Por otro lado, el líder de la delegación afgana del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Eloi Fillion, señaló que «actualmente» no se registran enfrentamientos en Kabul y que, en caso de haberlos, el sufrimiento de la población civil sería «enorme».
No obstante, remarcó las necesidades humanitarias derivadas de los enfrentamientos en ciudades como Kandahar o Herat. «Miles de personas han resultado heridas y casas, hospitales e infraestructura han resultado dañados o destruidos», agregó, antes de mostrar el «compromiso» del CICR para prestar apoyo en este sentido.
En este sentido, garantizó que el CICR no reducirá su presencia en Afganistán y ha subrayado que trabaja en el país desde hace 30 años, algo «que no cambiará ahora». (Europa Press)