Las concentraciones se convirtieron en acampadas y vigilias de cientos de activistas en una iniciativa extensa territorialmente, con presencia en Sao Paulo, Brasilia, Río de Janeiro, Florianópolis o Recife, pero sin líderes nacionales definidos.
Las autoridades estatales y federales Ministerio de Defensa o de Seguridad Pública, no dieron datos de afluencia a estas concentraciones ni de cuántos puntos de protesta hay activos.
Los manifestantes están acampados para pedir socorro y puntualmente realizaron bloqueos y cortes de calles y carreteras, según informó la Policía Federal de Tráfico.
Los datos de la Policía Militar, de la Policía Civil y de la Policía Federal apuntan a una presencia mayoritaria de personas mayores, sin apenas jóvenes, y recogen que están financiados por políticos, policías, sindicalistas y ruralistas.
“Nos quedamos aquí hasta que las Fuerzas Armadas impidan el auténtico golpe, que es la toma de posesión de Lula”, explicó Luiz, uno de los manifestantes concentrados frente al Comando Militar Este, en el centro de Río de Janeiro.
Las acampadas están plagadas de lonas y cenadores y adornadas con pancartas con lemas como Fuerzas Armadas, salvad Brasil, “Queremos elecciones limpias” o “La gente acampa para que el ladrón no suba la rampa” en referencia a la rampa del Palacio de Planalto, sede presidencial.
Son habituales las paradas para cantar el himno nacional y abundan las camisetas de la selección brasileña de fútbol, símbolo de la campaña de Bolsonaro. (Europa Press).