«La resolución del problema alimentario requiere un punto de vista comprensivo, que implica sobre todo el fin de las sanciones contra las exportaciones rusas y las transacciones financieras», dijo Andrei Rudenko, viceministro para Relaciones Exteriores, citado por las agencias de prensa rusas.
También exigió que «Kiev desmine» los puertos del mar Negro para que los navíos puedan exportar cereales. El diplomático aseguró que Rusia estaba dispuesto a «garantizar un corredor humanitario» a los barcos.
Ucrania tiene tierras muy fértiles y era antes de la guerra el cuarto exportador mundial de maíz y el tercero de trigo.
El conflicto interrumpió el comercio y el cultivo y Rusia es acusado por Ucrania y los países occidentales de impedir las exportaciones de cereales por el mar Negro, lo que aumenta el riesgo de una grave crisis alimentaria mundial.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha sido inequívoco al respecto, advirtiendo la semana pasada que la guerra «amenaza con hacer caer a decenas de millones de personas en la inseguridad alimentaria».
Pero la postura rusa pareciera indicar que con el levantamiento de las sanciones a la economía rusa aliviaría el problema, cuando gran parte de los granos están en territorio ucraniano.
Aunque la atención se centre en la batalla del este de Ucrania, el bloqueo del mar Negro puede desencadenar consecuencias más amplias en los precios alimentarios y en una potencial hambruna. La paralización de la única salida marítima de Ucrania ha hecho desplomar el comercio puesto que las rutas alternativas por carretera o ferrocarril son incapaces de absorber el volumen de la mercancía.
Antes de la invasión, Ucrania era uno de los graneros del mundo, exportando 4,5 millones de toneladas de productos agrícolas al mes desde sus puertos, incluyendo un 12% del trigo mundial, un 15% del maíz y la mitad del aceite de girasol.
Hasta la fecha, unos 20 millones de toneladas de productos alimentarios quedaron bloqueados en Ucrania, según las autoridades locales.
El miércoles, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, acusó al presidente de Rusia, Vladimir Putin, de estar utilizando «el hambre y el grano» como arma de guerra y pidió colaboración internacional con «urgencia» para aplacar los «crecientes signos de una crisis alimentaria».
«Hoy, la artillería rusa está bombardeando almacenes de cereales en toda Ucrania deliberadamente. Y los buques de guerra rusos en el Mar Negro están bloqueando los barcos ucranianos llenos de trigo y semillas de girasol», dijo Von der Leyen en su intervención ante el Foro de Davos.
Los campos de trigo de Ucrania «han sido quemados» y «el ejército del Kremlin está confiscando reservas de granos y maquinaria», dijo Von der Leyen, quien deslizó que esas acciones traen «recuerdos de un pasado oscuro» relacionado con las incautaciones de cosechas soviéticas y la «devastadora hambruna de 1930″.
«Las consecuencias de estos actos vergonzosos están a la vista de todos. Los precios mundiales del trigo se disparan. Y son los países frágiles y las poblaciones vulnerables los que más sufren», agregó la conservadora alemana, quien se refirió a alzas en el precio del pan del 70 % en Líbano y envíos a Somalia bloqueados.
Además, Rusia está «acumulando sus propias exportaciones de alimentos como una forma de chantaje, frenando suministros para aumentar los precios mundiales, o el comercio de trigo a cambio de apoyo político», es decir, está «usando el hambre y el grano para ejercer el poder», denunció Von der Leyen. (Infobae, AFP y EFE)
Foto: Reuters