Gorbachov tenía claro que el mundo se había vuelto más interdependiente y que el éxito de la economía soviética dependía de mejores vínculos con el resto del mundo.
También creía que había intereses y valores universales por encima de la profunda división entre Este y Oeste, y que las naciones tenían derecho a decidir por sí mismas qué sistema político y económico querían, según le explicó a BBC Mundo el profesor de la Universidad de Oxford.
Así fue cómo Gorbachov decidió abandonar la costosa carrera armamentista. Por no solo eso y retiró las tropas soviéticas de Afganistán, donde combatían desde 1979, y redujo la presencia militar en Europa Oriental.
Estas políticas acabaron con la Guerra Fría y con los gobiernos comunistas de los países satélites de la Unión Soviética en Europa. Lo que, a su vez, e involuntariamente, acabó dándole el tiro de gracia a la Unión Soviética.
La primera revolución ocurrió en 1989 en Polonia, donde el movimiento sindical no comunista Solidaridad de Lech Valesa logró que se celebraran elecciones libres y llegó al gobierno.
Ese mismo año cayó en Alemania el Muro de Berlín, el gran símbolo de la división Este-Oeste, y en Checoslovaquia la «revolución de terciopelo» depuso al gobierno comunista.
En Rumania el levantamiento se tornó violento: fusilaron al líder comunista Nicolae Ceaucescu y a su esposa.
«Cuando polacos, checos y otros consiguieron manejar sus asuntos, esto tuvo un efecto desestabilizador en la propia URSS», puntualizó a BBC Mundo Brown.
La política no intervencionista de Gorbachov y los problemas económicos soviéticos encendieron la mecha de los movimientos independentistas en las repúblicas marginales del bloque.
Los Estados bálticos (Estonia, Lituania y Letonia) fueron los primeros en romper con Moscú. Luego se separaron de la URSS Bielorrusia, la Federación Rusa y Ucrania, que crearon la Comunidad de Estados Independientes.
Y fines de 1991 declararon su independencia ocho de las nueve repúblicas que aún se mantenían en el bloque ya herido de muerte (Georgia se sumaría años después).
Así, de un fogonazo, se extinguió lo que alguna vez fue la superpoderosa Unión Soviética.