Ciudad Acuña.- El enviado especial de Estados Unidos para Haití, Daniel Foote, renunció ayer en una carta en la que criticó a Washington por deportar desde un campamento en la frontera con México a cientos de migrantes a la nación caribeña, que vive momentos de profunda inestabilidad.
La dimisión fue presentada el miércoles, dijo un portavoz del Departamento de Estado estadounidense, quien agregó que su país estaba comprometido con el bienestar a largo plazo de Haití, además de ofrecer ayuda inmediata a los migrantes que regresan.
«No me asociaré con la decisión inhumana y contraproducente de Estados Unidos de deportar a miles de refugiados e inmigrantes irregulares haitianos», aseveró Daniel Foote en una misiva dirigida al secretario de Estado, Antony Blinken, que circuló ayer.
Foote, un diplomático de carrera nombrado en julio como enviado especial a Haití, señaló que las condiciones en el país eran tan malas, que los funcionarios estadounidenses estaban confinados a recintos seguros.
Estados Unidos ha retornado a 1,401 migrantes del campamento situado en la ciudad estadounidense Del Río, Texas, a Haití y detenido a otras 3,206 personas, informó el Departamento de Seguridad Nacional.
La nación caribeña, la más pobre del hemisferio occidental, ha atravesado una profunda inestabilidad en los últimos meses, incluido el asesinato de su presidente, la violencia de las pandillas y un gran terremoto.
Filippo Grandi, director de la agencia de la ONU para los refugiados, ha advertido que las expulsiones de Estados Unidos a Haití podrían violar el derecho internacional.
La renuncia de Foote sigue a la creciente presión sobre la administración del presidente estadounidense Joe Biden, proveniente de las Naciones Unidas y de sus compañeros demócratas, por el trato a los haitianos en el campamento de migrantes cerca de la frontera con México.
El manejo de Biden de lo que los republicanos describen como una crisis en la frontera, incluido un número récord de detenciones de migrantes este año, ha llevado a una progresiva desilusión de los abogados defensores de derechos humanos que esperaban el fin de las medidas disuasorias introducidas por su predecesor, Donald Trump.
La decisión de Foote de irse fue interpretada y acogida por grupos de derechos civiles como una crítica severa a la estrategia de inmigración de la administración.
«Un gran paso audaz. Y un gran problema», dijo William O’Neill, abogado especializado en derecho humanitario, derechos humanos y refugiados. «Él será extrañado».
PRESIÓN DE MÉXICO
Hasta 14,000 personas llegaron a congregarse en el campamento fronterizo la semana pasada, pero la población ahora se ha reducido a menos de la mitad debido a los vuelos de expulsión y las detenciones. Otros han abandonado el sitio rumbo a México para evitar ser enviados a casa.
Wade McMullen, abogado de la organización de derechos humanos Robert F. Kennedy, dijo que varios cientos de personas, en su mayoría mujeres embarazadas y padres con niños, habían sido liberados en Del Río, Texas, en los últimos días.
Las dramáticas imágenes de guardias fronterizos estadounidenses a caballo blandiendo riendas para amedrentar a los solicitantes de asilo durante el fin de semana causaron indignación dentro de la Casa Blanca y de los grupos de derechos humanos.
En la madrugada del jueves, en el lado mexicano del río, cerca de 20 patrullas de la policía se alinearon en la orilla, mirando hacia el área donde cientos de migrantes haitianos en los últimos días han cruzado de un lado a otro.
Los migrantes denunciaron que fueron despertados a las seis de la mañana por autos que atravesaron el campamento y, por temor a ser detenidos, algunos optaron por tomar sus cosas y cruzar de regreso al lado estadounidense nuevamente. (Reuters)