Torres, que había asumido la presidencia del Consejo de Ministros en febrero, se convirtió en un férreo defensor del mandatario frente a las denuncias de corrupción y a los constantes choques con el Congreso dominado por la oposición.
«Me retiro del cargo después de haber servido, conjuntamente con Usted, a nuestra patria, especialmente al pueblo más postergado y olvidado», indicó Torres en un tuit.
Su dimisión se produce cuando el presidente Castillo enfrenta cinco investigaciones, entre ellas por presuntos delitos de tráfico de influencias, obstrucción a la justicia y hasta de plagio de su tesis de maestría de profesor.
Castillo, un exsindicalista y exprofesor de escuela pública, ha negado las acusaciones y ha acusado a la «oligarquía y poderes fácticos» de buscar su destitución.
El mandatario, que ha realizado una rotación de ministros sin precedentes durante su mandato, debe decidir ahora si acepta la renuncia de Torres y anunciar su reemplazo, que sería el quinto primer ministro a un año de asumir el Gobierno.
A la incertidumbre política que enfrenta Castillo se suman los conflictos sociales en el segundo mayor productor mundial de cobre, que han frenado operaciones mineras y calado la confianza de los inversionistas, pese a que el mandatario ha moderado su discurso de una mayor intervención estatal en la economía.
La renuncia del primer ministro cayó de sorpresa para el grupo de legisladores que apoya al mandatario en el Congreso.
«Es una de las columnas vertebrales de la gestión y es motivo para que el presidente lo evalúe bien», señaló Edgar Tello, del llamado Bloque Magisterial en el Legislativo y exmiembro del partido marxista Perú Libre que llevó al poder a Castillo.
En tanto desde la oposición saludaron la dimisión. «Espero que sea ahora un independiente en el cargo», señaló el legislador Jorge Montoya, del partido de derecha Renovación Popular.
El Congreso también investiga a Castillo y legisladores de oposición han anunciado recientemente que planean alistar una moción para iniciar un nuevo juicio político contra el presidente, que ya sobrevivió a dos intentos de destitución.
Pero para destituir a Castillo se requieren más de 87 votos de los 130 en el fragmentado Congreso unicameral peruano, algo improbable en estos momentos, según analistas. (Reuters)