Entre las víctimas había una mujer muerta y tres heridos en ataques a Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, en el nordeste del país, informó el gobernador regional, Oleh Syniyehubov.
Las tropas rusas tomaron grandes extensiones de la región nororiental de Kharkiv en los últimos meses tras la invasión de su país vecino el pasado febrero. Pero las contraofensivas ucranianas iniciadas en agosto recuperaron territorio que había sido ocupado por Rusia, especialmente en Kharkiv.
Esos éxitos respaldan los argumentos de Ucrania de que sus tropas podrían asestar más derrotas a Rusia si sus aliados occidentales proporcionan más armamento.
Kiev consiguió la semana pasada que Estados Unidos y Alemania prometieran tanques para ayudar en el esfuerzo bélico.
El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, insinuó el lunes que podría haber más promesas en el futuro al decir que «cualquier actividad dirigida a fortalecer la capacidad defensiva de Ucrania está bajo consulta de nuestros socios de la OTAN».
Sin embargo, una acción así podría encontrar algunos obstáculos políticos ya conocidos.
El canciller alemán Olaf Scholz, después de resistirse durante semanas al envío de tanques alemanes Leopard 2 a Ucrania, ahora lamentó el surgimiento de la discusión sobre los aviones de combate.
Scholz se encuentra de viaje por Sudamérica y el domingo dijo desde Chile que es necesario un debate serio y no una «competencia donde quizás los motivos políticos internos estén primero en lugar del apoyo a Ucrania».
Analistas militares dijeron que es crucial enviar más ayuda a Ucrania para que Kiev pueda frustrar la ofensiva rusa prevista para primavera y lanzar su propia campaña para expulsar a las fuerzas rusas.
«El patrón de entrega de ayuda occidental ha conformado con fuerza el patrón de este conflicto», indicó el domingo el Institute for the Study of War, un centro de estudios con sede en Estados Unidos.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, dijo el domingo por la noche que mantener el ritmo del apoyo de los aliados es crucial.
«La velocidad de suministro ha sido y será uno de los factores clave en esta guerra. Rusia espera prolongar la guerra, agotar nuestras fuerzas. Así que tenemos que hacer del tiempo nuestra arma», dijo en su discurso nocturno por video. «Debemos acelerar los acontecimientos, acelerar el suministro y la apertura de nuevas opciones de armamento necesarias para Ucrania», agregó.
Mientras la guerra está por cumplir un año y se agotan los recursos de ambos lados, el pedido occidental de armas para Kiev se está extendiendo más allá de la OTAN.
El secretario general de la alianza militar, Jens Stoltenberg, pidió ayer a Corea del Sur que también envíe apoyo militar directo a Ucrania. Seúl es un exportador de armas en crecimiento y tiene un ejército bien equipado y respaldado por Estados Unidos.
Al emerger Ucrania de un crudo invierno, la atención se dirige a la posibilidad de nuevas ofensivas cuando mejore el clima.
El Ministerio de Defensa de Gran Bretaña señaló el lunes que el Kremlin nunca rescindió la orden de septiembre de movilizar reservistas para combatir en Ucrania. Dijo que Rusia podría estar manteniendo la puerta abierta para más convocatorias.
«Es muy probable que el liderazgo ruso continúe buscando formas de cumplir con la gran cantidad de personal requerido para financiar cualquier futura gran ofensiva en Ucrania, al tiempo que minimiza la disidencia interna», dijo el ministerio en un tuit.
Por su parte, el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, insistió en que los suministros de armas occidentales no detendrán a Rusia.
«Ucrania sigue exigiendo nuevas armas y Occidente fomenta esas exigencias», dijo Peskov en una conferencia telefónica con periodistas el lunes. «Es una vía muerta, produce una escalada significativa y hace que los países de la OTAN cada vez están más implicados en el conflicto».
La oficina de presidencia ucraniana dijo que la situación en la región oriental de Donetsk, que ha sido escenario de intensos combates desde hace meses, sigue «invariablemente dura».
Los intensos combates continuaban en torno a Bajmut y Vuhledar. Quince localidades y aldeas de la zona sufrieron ataques el domingo, según el gobernador regional, Pavlo Kyrylenko.
Las fuerzas rusas llevan meses tratando de capturar Bajmut, un esfuerzo liderado por el Grupo Wagner, una compañía militar privada liderada por un millonario vinculado desde hace años con el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Las tropas ucranianas indicaron la semana pasada que se habían retirado de forma ordenada de Soledar, a unos pocos kilómetros de Bajmut, ante la presión de Wagner, que se cree cuenta con un gran número de convictos entre sus filas.
Las autoridades ucranianas señalaron que la ciudad sureña de Kherson también ha sufrido ataques rusos. El bombardeo causó daños en edificios residenciales, un hospital, una escuela, una estación de autobuses, un banco y una oficina de correos.
Dos barcos extranjeros resultaron dañados en el puerto de Kherson, según la oficina presidencial, que no dio más detalles.
Las fuerzas rusas reivindicaron sus mayores avances en meses en el este de Ucrania, tras una oleada tras otra de ataques que, según Kiev, demuestran que Moscú no tiene en cuenta la vida de sus propios hombres.
El administrador de las zonas controladas por Rusia de la provincia de Donetsk, Denis Pushilin, dijo que las tropas aseguraron un punto de apoyo en Vuhledar.
Un día antes, el jefe de la fuerza mercenaria rusa Wagner dijo que sus combatientes capturaron Blahodatne, un pueblo al norte de Bajmut, una ciudad que ha sido el foco de ataques rusos sostenidos durante meses.
Kiev dijo que repelió los asaltos a Blahodatne y Vuhledar, y Reuters no pudo verificar de forma independiente la situación en esos lugares. No obstante, las localizaciones de los combates notificados indicaban claros, aunque graduales, avances rusos tras unos dos meses en los que las líneas del frente habían permanecido en gran medida estancadas.
«La situación es muy dura. Bajmut, Vuhledar y otros sectores de la región de Donetsk sufren constantes ataques rusos», dijo Zelensky, en un discurso por video a última hora del domingo. «El enemigo no cuenta con su gente y, a pesar de las numerosas bajas, mantiene una alta intensidad de los ataques».
Vuhledar se encuentra al sur de Bajmut, cerca de donde la línea del frente oriental protege las líneas ferroviarias controladas por Rusia que abastecen a las fuerzas de Moscú en el sur de Ucrania. Mykola Salamakha, coronel ucraniano y analista militar, declaró a la Radio NV ucraniana que el asalto de Moscú en esa localidad tenía un coste enorme.
«La ciudad está en una zona elevada y allí se ha creado un núcleo defensivo extremadamente fuerte», señaló. «Esto es una repetición de la situación en Bajmut: una oleada de tropas rusas tras otra aplastadas por las fuerzas armadas ucranianas». (Infobae)
Con información de AP y Reuters