Glasgow (Escocia).- Los líderes reunidos en la conferencia sobre el clima en Glasgow se han comprometido a detener la deforestación para el final de la década y a reducir las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero.
La incapacidad de las grandes potencias para acordar una reducción rápida del uso de combustibles fósiles, la principal causa del calentamiento global provocado por el hombre, molestó a los países más pobres y pequeños que probablemente sufrirán los peores efectos.
Surangel Whipps Jr., presidente de Palaos, un estado del Pacífico con 500 islas bajas amenazadas por la subida del nivel del mar, dijo a los líderes de las potencias industriales del G20 en un discurso: «Nos estamos ahogando y nuestra única esperanza es el salvavidas que ustedes tienen».
Cerca de 90 países se han unido a un esfuerzo liderado por Estados Unidos y la Unión Europea para reducir las emisiones de metano en un 30 % para 2030 respecto de 2020, según ha declarado un alto cargo del Gobierno estadounidense antes de un anuncio oficial ayer.
El metano tiene una vida más corta en la atmósfera que el dióxido de carbono, pero es 80 veces más potente a la hora de calentar la Tierra. Por ello, la reducción de las emisiones de este gas, que se calcula que es responsable del 30 % del calentamiento global desde la época preindustrial, es una de las formas más eficaces de frenar el cambio climático.
El Compromiso Mundial sobre el Metano, que se anunció por primera vez en septiembre, incluye ahora a la mitad de los 30 principales emisores de metano, que representan dos tercios de la economía mundial, según el oficial estadounidense.
Entre los nuevos firmantes que se anunciarán el martes está Brasil, uno de los cinco mayores emisores de metano del mundo, que se genera en el sistema digestivo de las vacas, en los residuos de los vertederos y en la producción de petróleo y gas. Tres de los otros -China, Rusia e India- no han firmado, mientras que Australia ha dicho que no apoyará el compromiso.
La humanidad también ha aumentado los gases de efecto invernadero en la atmósfera al talar los bosques que absorben aproximadamente el 30% de las emisiones de dióxido de carbono, según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), organización sin ánimo de lucro.
12 países se comprometieron a aportar 12.000 millones de dólares de financiación pública entre 2021 y 2025 para que los países en desarrollo restauren las tierras degradadas y hagan frente a los incendios forestales.
Al menos 7.200 millones de dólares procederán de inversores del sector privado que representan 8,7 billones de dólares en activos gestionados, que también se comprometieron a dejar de invertir en actividades vinculadas a la deforestación, como la ganadería, el cultivo de aceite de palma y soja y la producción de pasta de papel.
Brasil, que ya ha talado grandes extensiones de la selva amazónica, se comprometió el lunes a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 50 % para 2030, frente al 43 % prometido anteriormente.
Y el primer ministro indio, Narendra Modi, fijó por primera vez una fecha límite para que India, muy dependiente del carbón, reduzca sus emisiones de carbono hasta un nivel que pueda absorber, aunque sólo en 2070, 20 años después de la recomendación mundial de la ONU.
Sin embargo, hasta ahora hay pocos indicios de una mayor determinación compartida por los dos mayores emisores de carbono del mundo, China y Estados Unidos, que juntos representan más del 40 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, pero están enfrentados en una serie de cuestiones políticas y comerciales.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha señalado a China y al principal productor de petróleo, Rusia, por no haber intensificado sus objetivos climáticos en Glasgow. Pekín, en tanto, ha rechazado los esfuerzos de Washington por separar las cuestiones climáticas de sus desacuerdos más generales. (Reuters)