El presidente de Rusia, Vladímir Putin, proclamó ayer la anexión a la Federación Rusa de las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, lo que implica situar bajo su presunta soberanía territorios que han sido ocupados militarmente.
Durante un simbólico acto en el Kremlin, y en presencia de las principales autoridades del país y de los líderes prorrusos de las cuatro regiones ucranianas, Putin ha dado un nuevo paso en su ofensiva soberanista sobre el país vecino, haciendo caso omiso de las advertencias de los gobiernos occidentales y de la ONU, que cuestionan la validez legal de esta anexión.
Putin ha defendido que responde al deseo de millones de ciudadanos, que están en su derecho de pedir sumarse a Rusia en virtud del principio de la autodeterminación de los pueblos que, según ha apuntado, también contempla la propia Naciones Unidas.
El mandatario se ha retrotraído a la época soviética y ha apelado a la tradición para defender que, fuera de Rusia, hay quienes quieren “volver a su patria histórica”. “La gente de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia serán ciudadanos rusos para siempre”, ha dicho, dentro de un discurso dirigido tanto a Kiev como a Occidente.
En este sentido, ha advertido que los compromisos de no expansión de la OTAN en el este de Europa han resultado ser un engaño, así como los acuerdos para frenar el desarrollo armamentístico. “Estados Unidos es el único país del mundo que usó dos veces armas nucleares”, ha recordado, en alusión a los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
CRISIS ENERGÉTICA
Putin ha incorporado en su discurso numerosas alusiones a otros temas al margen de lo estrictamente bélico, desde una defensa de los valores familiares conservadores a críticas al sistema capitalista, en especial en lo referente a la crisis energética y alimentaria mundial, de la que el presidente ruso se ha autoexculpado.
La crisis energética deriva de “muchos años de políticas equivocadas” por parte de Occidente, según Putin, que ha negado que se pueda a acusar a Moscú de “todos los desastres” del mundo. En su opinión, los problemas relativos a la energía comenzaron “mucho antes” de lo que él sigue describiendo como una “operación especial” en Ucrania.
El presidente ha vinculado a los países “anglosajones” con el sabotaje a los gasoductos Nord Stream, ya que habrían ayudado a “organizar explosiones” en las tuberías que discurren bajo el mar Báltico. El Gobierno ucraniano, en cambio, ha culpado a Rusia de este incidente.
Al término del discurso, interrumpido en varias ocasiones por los presentes, Putin ha firmado los tratados de anexión de las cuatro regiones, en presencia de los líderes prorrusos de estos territorios, que también han estampado sus firmas en la sala San Jorge del Kremlin.
TERRITORIO RUSO
A OJOS DE MOSCÚ
Moscú orquestó referéndums en las cuatro regiones que ahora reivindica como propias, en un contexto marcado por las derrotas militares sobre el terreno tras la contraofensiva ordenada hace un mes desde Kiev. La anexión llega precedida también de una movilización parcial con la que las Fuerzas Armadas rusas aspiran a convocar a decenas de miles de reservistas.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, había afirmado ayer que todo ataque contra las regiones ucranianas adheridas será considerado como “una agresión” contra Rusia, antes de incidir en que estos territorios serán parte integral del país. (Europa Press).