Wellington.- La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, quien dirigía un mensaje a la nación sobre los cambios en las restricciones del covid-19 cuando una vocecilla inesperada captó de inmediato su atención con la llamada de su hija y suspendió su discurso a la nación.
“¿Mamá?”, dijo la pequeña Neve, de tres años, que saltó decidida de la cama para reclamar los cuidados de su progenitora porque no conseguía dormir.
Ardern, con total naturalidad y gesto sonriente, se excusó con los ciudadanos que seguían su intervención en Facebook Live. “Es hora de dormir, cariño, vuelve a la cama. Te iré a ver en un segundo”, indicó a Neve mientras intentó retomar su discurso.
“Bueno, no funcionó la hora de dormir. Pensé que sería un buen momento para hacer un Facebook Live, estaría bonito y seguro. ¿A alguien más se le escapan los niños tres, cuatro veces después de la hora de dormir? Afortunadamente mi madre está aquí para ayudar”, afirmó.
“Bien, ¿dónde estábamos?», preguntó cuándo otra vez se escuchó la voz de su pequeña. ¿Por qué tardas tanto?”, requirió Neve, tras lo cual Ardern, en un gesto que ha dado la vuelta al mundo, apeló a la comprensión de quienes seguían su intervención, convencida de que era el momento de dejar de lado los asuntos de Estado para cuidar de la pequeña.
“Lo siento cariño, se hace largo. Bien, lo siento por todos, voy a llevar a mi hija a la cama porque es tarde para ella. Gracias por acompañarme”, concluyó.
No es la primera vez que la pequeña se convierte en protagonista. En 2018, Ardern, que tiene 41 años, se convirtió en la segunda primera ministra del mundo en dar a luz en el cargo, después de la paquistaní Benazir Bhutto. Posteriormente, Neve también centró la atención de los medios al ser llevada por su madre y el marido de esta a la Asamblea General de la ONU en Nueva York cuando era un bebé recién nacido de apenas 3 meses, con quien se le pudo ver jugando de forma cariñosa mientras esperada su turno de intervención.
La pandemia de coronavirus ha deparado tiernas y divertidas anécdotas cuando en plenas alocuciones en directo expertos y líderes políticos se han visto interrumpidos por sus hijos pequeños. (Diario Correo)